Podría tratarse de un fallo vacunal, pero no estaría justificado de ningún modo aplicar una nueva dosis al paciente, dado que ha recibido la vacunación completa y además ha superado la edad límite aconsejada para recibir la vacuna.

En las dos vacunas hay eliminación de virus vacunal, pero según sus fichas técnicas, la excreción de virus se produce únicamente entre la 1.ª y 2.ª semanas tras la vacunación, y en un porcentaje bajo. Este paciente, como máximo, podría haber recibido la última dosis de vacunación a las 24 o 32 semanas, según preparado vacunal. Por tanto, no sería la causa de la positividad del test.

La técnica rápida de inmunocromatografía se basa en la detección del complejo antígeno-anticuerpo sobre una membrana de nitrocelulosa. La muestra se hace migrar por capilaridad sobre esta membrana, la que tiene los anticuerpos antivirales específicos fijados y que evidenciarán la unión del antígeno mediante una banda de color oscuro. Esta técnica cualitativa presenta valores de sensibilidad y especificidad por encima del 90% según el fabricante, y no menores del 40% como se enuncia en la pregunta. No obstante, no está exenta de falsos positivos.

Para el diagnóstico de la infección por rotavirus se suele utilizar en España un test simple, barato y fácilmente reproducible que detecta la presencia del antígeno VP6 (proteína mayor de la cápsula intermedia), inmunocromatografía (ICG). La sensibilidad y su especificidad varían según las distintas marcas comerciales, y aunque según los prospectos tienen alta sensibilidad y especificidad, los intervalos de confianza son amplios, por lo que el número de falsos positivos puede variar en función del fabricante. El test de referencia para comprobar si en realidad existe una infección por RV es la técnica de la PCR. En el artículo de López Lacort et al., los autores se plantean estimar su validez de la prueba de ICG en niños vacunados en la Comunidad Valenciana a los que se les diagnostica con ICG, pero no se confirman los resultados con PCR, en términos del valor predictivo positivo (VPP). Si la prevalencia de una determinada enfermedad en una población es baja, como ha sucedido tras la vacunación de los lactantes frente a RV, el VPP tiende a ser bajo ya que, al haber una mayor número de personas sanas, se incrementa el número de falsos positivos. Es decir, si solo un porcentaje bajo de la población está afectado, un resultado positivo en una prueba no es concluyente por lo que había que hacer reconfirmar el resultado con una segunda prueba independiente. En Valencia, se calculó que aproximadamente 267 de 520 muestras positivas (51,3%) en niños vacunados correspondían a falsos positivos. La gran cantidad de estos se debe a un número excesivo de pruebas en vacunados y fuera de temporada, como sería en el caso de este paciente. Es importante recordar que en un niño correctamente vacunado y fuera de la temporada de circulación del virus, el rendimiento diagnóstico de esta prueba es muy bajo, por lo que no debería emplearse. Su uso puede conllevar a interpretar un falso positivo como real y esto puede causar una pérdida de confianza en la vacuna y unas estimaciones inferiores de la efectividad de la vacuna.