Es importante, por tanto, ante un cuadro de dolor articular, valorar la presencia o no de síntomas o signos de alarma que nos deben hacer sospechar una patología grave. Si existe alguno de estos, queda claro que debe comenzarse un estudio en profundidad.
En cuanto al dolor nocturno, si este ocurre en niños sanos, con un dolor de extremidades bilateral, que ocurre 1-2 veces a la semana y que mejora de manera adecuada con masajes o analgesia, no nos debe preocupar y podemos sospechar el síndrome del dolor nocturno idiopático (“dolores del crecimiento”).
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