Artículo original:
Ancora A, Lago P, Garetti D, Savant Levet P, Bellieni CV, Pieragostini L, Pirelli A. Evidence-based clinical guidelines on analgesia and sedation in newborn infants undergoing assisted ventilation and endotracheal intubation. Acta Pediátrica. 2019;108:208-17.
El artículo describe la elaboración de unas guías clínicas de consenso sobre el uso de analgesia y sedación durante la ventilación asistida y previo a la intubación endotraqueal en recién nacidos ingresados en unidades de cuidados intensivos. Se efectúa una revisión bibliográfica a cargo de un panel multidisciplinar de expertos. La evaluación de la evidencia científica se realiza en base al abordaje GRADE. Se realizan 35 recomendaciones. Destacan:
Porque sabemos que los recién nacidos son capaces de percibir el dolor. Las vías ascendentes del dolor están presentes y funcionales, con capacidad para transmitir impulsos nocivos, desde las 24 semanas de gestación. La modulación del dolor está a cargo de las vías descendentes, que son más inmaduras, lo que expone a los recién nacidos a una mayor intensidad de dolor y durante un periodo más largo de tiempo. El dolor prolongado influye negativamente en la morbilidad neonatal y tiene efectos adversos a largo plazo sobre el neurodesarrollo.
Las opciones terapéuticas existentes se basan principalmente en medidas no farmacológicas y en los opioides (morfina, fentanilo y remifentanilo), que se pueden utilizar como medicación intermitente o en perfusión continua. En algunos casos, en recién nacidos a término, se puede utilizar medicación sedante, para disminuir la dosis de opiáceos o mejorar el acoplamiento a ventilación mecánica. La opción más frecuente, y que recomienda la presente guía, es la benzodiacepina de acción corta: el midazolam. Existen dudas sobre su seguridad a largo plazo y no está recomendado su uso en pacientes prematuros por los efectos nocivos neurológicos a largo plazo.
El uso de premedicación antes de la intubación asegura la realización de la técnica de forma más segura, menos traumática y menos dolorosa. La secuencia recomendada constaría de 3 fármacos: atropina (0,01-0,02 mg/kg), fentanilo (2 µg/kg) y succinilcolina (2 mg/kg) o rocuronio (0,5-1 mg/kg). En determinadas circunstancias se podría valorar el uso de propofol, ketamina o midazolam.
La evidencia sobre su seguridad a corto y largo plazo y su dosificación es controvertida. No existe consenso, hoy en día, sobre la seguridad y eficacia de estos fármacos, especialmente los opioides durante la ventilación mecánica neonatal. Son necesario por ello más estudios al respecto.
Al tratarse de un estudio de revisión de literatura médica y evaluación de la fuerza de evidencia existente al respecto, sin aportar datos sobre el rigor científico de los estudios evaluados, las conclusiones y recomendaciones deben asumirse con cautela. Hay que tener en cuenta que la evidencia científica sobre el tema es heterogénea, escasa y con resultados controvertidos entre estudios similares. Un entorno científico así permite poco margen de maniobra para efectuar unas recomendaciones para la práctica clínica que, aunque tomadas con cautela, pueden resultar de gran utilidad para orientar a los profesionales a cargo de este perfil de paciente.
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