Artículo original:
Henkel ED, Jaquez SD, Díaz LZ. Pediatric trichotillomania: Review of management. Pediatr Dermatol. 2019;00:1-5.
Revisión sobre el impacto psicosocial de la tricotilomanía en edad pediátrica y las medidas de intervención y manejo actuales. La tricotilomanía puede ser un trastorno crónico extremadamente incapacitante desde el punto de vista psicosocial. Es fundamental saber reconocer este trastorno psiquiátrico e intervenir precozmente. Una buena anamnesis y una correcta exploración física son las bases de un correcto diagnóstico. La terapia cognitivo-conductual y en concreto el entrenamiento de reversión de hábitos constituye actualmente el tratamiento de primera línea en la edad pediátrica. Son necesarios más estudios para establecer los beneficios de los diferentes tratamientos farmacológicos en la tricotilomanía en edad pediátrica.
En el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales V (DSM V), la tricotilomanía se enmarca en los trastornos obsesivo-compulsivos o relacionados, en el que una persona se arranca a sí misma pelo de alguna parte del cuerpo de forma recurrente, produciendo un deterioro funcional o psicológico significativo. Es, por tanto, un diagnóstico psiquiátrico. Cuando el niño o adolescente reconoce el autoarrancamiento o este es presenciado por terceros, el diagnóstico es clínico y sencillo; pero cuando no es así puede ser necesario el abordaje desde el ámbito de la Dermatología, con técnicas como la tricoscopia, en la que se observan pelos en “llama” y “pelos enrollados”, siendo excepcional el tener que recurrir a la biopsia.
Los escolares afectados de tricotilomanía refieren un deterioro significativo en el funcionamiento social y académico, incluida una menor aceptación social entre iguales, lo que aumenta la vulnerabilidad al acoso escolar y al aislamiento social, pudiendo contribuir a la comorbilidad asociada: ansiedad, depresión, baja autoestima, estrés añadido, ya sea como causa o como consecuencia. Hay estudios que establecen un tiempo medio de 9 meses desde el inicio de los síntomas hasta la primera consulta médica por lo que el diagnóstico y la intervención precoz se hace imprescindible para evitar secuelas en la edad adulta.
Hay una amplia variedad de opciones de tratamiento para la tricotilomanía, que incluyen: terapia cognitivo-conductual, manejo farmacológico, hipnoterapia, dispositivos electrónicos, terapia grupal y de apoyo. Actualmente no está definido el patrón oro del tratamiento en la población infantil, pero hay consenso en que la primera línea de tratamiento y más eficaz en Pediatría es la terapia cognitivo conductual, concretamente el entrenamiento de reversión de hábitos.
Una vez establecido el diagnóstico de tricotilomanía, en caso de persistencia o repercusión psicosocial, deberá facilitarse abordaje psicológico e incluso psiquiátrico si hay comorbilidad asociada (trastorno de ansiedad, depresión).
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