El quiste del conducto de Skene es una anomalía congénita neonatal con una incidencia de 1/2000-3000 recién nacidos vivos de sexo femenino. Se trata de un aumento del volumen ovoideo de una glándula de Skene, de coloración amarillenta, indolora, que se ubica adyacente al meato uretral¹. El diagnóstico es clínico, mediante la realización de un examen físico minucioso. Su patogénesis no está clara, pero los últimos estudios apoyan la teoría de la estimulación hormonal materna, que provoca una secreción glandular y la formación de quistes, los cuales pueden ir desapareciendo durante el periodo neonatal². El tratamiento de estos quistes parauretrales consiste en adoptar una conducta expectante como primera línea de actuación. En el caso de presentar síntomas, puede realizarse la punción directa del quiste. En el caso de nuestra paciente, se contactó con Cirugía Pediátrica, se realizó sondaje uretral y vaginal, con buena permeabilidad de ambas localizaciones (inicia diuresis tras realizar el mismo). Dada la benignidad de la tumoración, se decide mantener una actitud expectante. En la revisión del primer mes en consulta se corroboró la disminución de tamaño de la lesión.

La imperforación de himen se presenta como una tumoración genital interlabial lisa, elástica y de coloración blanco-grisácea, cuyo tamaño puede aumentar con el llanto. Se trata de la anomalía obstructiva más frecuente del tracto genital femenino³. Aunque en el neonato su presencia a menudo pasa inadvertida, su diagnóstico es relativamente simple y está basado en una adecuada anamnesis y una cuidadosa exploración física, y las pruebas de imagen quedan como medio de apoyo. Entre ellas, la ecografía es de primera elección. La detección precoz previene la morbilidad consiguiente de su diagnóstico más tardío. La presencia de un himen imperforado es casi siempre un hallazgo aislado, si bien se han comunicado diversas malformaciones asociadas a este: polidactilia, duplicación ureteral, membrana uretral y enfermedad multiquística renal.

El prolapso de ureterocele es una anomalía congénita rara y se da en niñas de raza blanca; en niños no se puede prolapsar más allá de la uretra membranosa. Se presenta como una masa interlabial de aspecto liso, redondo, que varía de tamaño y coloración². Ante la presencia de esta patología, se debe intentar una reducción manual para evitar la isquemia de la mucosa, evitando incisiones en el ureterocele. Actualmente, el tratamiento definitivo se basa en la incisión por vía endoscópica.

El sarcoma botrioide se presenta como una tumoración rojiza dependiente de una vagina mamelonada, que puede llegar a aparecer ulcerada. Se trata del tumor de partes blandas más frecuente que afecta a vagina, uretra o vejiga en edad pediátrica². Se caracteriza por su origen en el tejido mesenquimal embrionario y por su capacidad de invasión local y de metastatizar. Se suele dar en niñas menores de 5 años. El tratamiento actualmente se basa en la escisión de la lesión junto a quimio- y radioterapia adyuvante.