Los corticoides tópicos son el tratamiento de elección en niños, especialmente en formas localizadas. Constituyen, junto con los corticoides infiltrados y la inmunoterapia, el tratamiento de primera línea de la alopecia areata. Los más empleados son el propionato de clobetasol y el dipropionato de betametasona. Se emplean durante unas 2-6 semanas y presentan una tasa de recaída del 37-63%.

Los glucocorticoides orales solo se emplean en pacientes con alopecia extensa para frenar la caída brusca del pelo. Se emplean ciclos de 4-6 semanas de glucocorticoides a 1 mg/kg/día. Sus efectos adversos limitan su uso a largo plazo.

El minoxidil al 2 y 5% es un fármaco que se suele emplear combinado con el tratamiento de primera línea, pero no constituye uno de ellos. Se emplea inicialmente 3 meses y, si es efectivo, se continúa su aplicación. No es efectivo en pacientes con alopecia difusa. Suele ser bien tolerado, aunque puede producir crecida de pelo en zonas indeseadas, como el vello facial, prurito o dermatitis.

El metrotexato se emplea en casos de alopecias extensas resistentes al tratamiento en adultos. Sin embargo, en niños, aún no hay estudios suficientes que muestren su eficacia. La duración óptima del tratamiento es desconocida, empleándose actualmente, según los escasos estudios no controlados, unos 18-24 meses en los niños respondedores y suspendiéndose a los 6-9 meses en pacientes sin respuesta. Los principales efectos adversos son elevación de las transaminasas, estomatitis, náuseas y vómitos