En el síndrome de Gianotti-Crosti, las pápulas suelen ser de coloración eritemato-parduzcas, de mayor diámetro y afectan de forma difusa las superficies de extensión de las extremidades, nalgas y región facial. Puede asociarse además a cuadros virales concurrentes y presencia de linfadenopatías¹.

La dermatitis friccional liquenoide es una entidad benigna, de prevalencia desconocida, probablemente infradiagnosticada. Descrita por primera vez por Sutton en 1956 bajo el nombre de “pitiriasis estival de codos y rodillas”, desde entonces ha recibido numerosas denominaciones entre las que destaca “dermatitis del tobogán”, o “dermatitis liquenoide estival^2,3. Su etiología es desconocida, aunque se cree que podrían intervenir varios factores como la radiación ultravioleta, la fricción y los antecedentes de atopia. Algunos autores proponen este cuadro como una variante leve de dermatitis atópica, si bien otros apuntan a la luz ultravioleta como factor causal principal^2,3. Clínicamente se caracteriza por la aparición de lesiones papulosas de aspecto liquenoide en superficies de extensión, principalmente codos y rodillas, en la época estival^1,2. Las lesiones suelen ser asintomáticas, aunque en ocasiones pueden acompañarse de prurito. Las recurrencias en los meses de primavera-verano suelen ser la norma¹. Dado que se trata de un cuadro banal no suele requerir tratamiento reservando el uso de corticoides tópicos de potencia media y antihistamínicos para los casos más sintomáticos².

Las lesiones de dermatitis atópica muestran una distribución anatómica variable según la edad del paciente. Su curso además suele ser de carácter crónico con posibles recidivas¹. Generalmente mejora en los meses de verano, a diferencia de la dermatitis friccional liquenoide². En ocasiones la dermatitis atópica y la dermatitis friccional liquenoide se pueden presentar de forma concomitante³.

Las lesiones típicas del molusco son pápulas con una umbilicación central característica y pueden presentar en cualquier parte del tegumento¹.