La hernia inguinal es el resultado de la introducción de un asa intestinal en el interior del conducto peritoneo-vaginal. Su incidencia en niños a término se encuentra entre el 1-5%, y es 6 veces más frecuente en el varón¹. Clínicamente, se presenta como una tumoración en la región inguinal, generalmente indolora, o como un aumento del tamaño de la bolsa escrotal. Suele ser reductible mediante la compresión manual del saco herniario. Cuando no es reductible, debe valorarse el compromiso vascular para poder descartar una complicación de esta; si existen cambios en la coloración, con aumento de tamaño acompañado de mal estado general, distensión abdominal y vómitos, puede que estemos ante una hernia incarcerada, con riesgo de gangrena y necrosis del asa intestinal¹. La historia clínica y la exploración, con la realización el signo del dedo de guante (confirma la existencia de conducto peritoneo-vaginal permeable) es suficiente para el diagnóstico. No obstante, puede realizarse una ecografía inguinal si existieran dudas para identificar la naturaleza del contenido herniado.

El quiste funicular o hidrocele del cordón es un acúmulo de líquido en una zona concreta del conducto peritoneo-vaginal en un tramo de su trayecto desde el orificio inguinal profundo hasta la vaginal escrotal, debido a una obliteración incompleta de este². Se trata de una presentación clínica peculiar del hidrocele comunicante (figura 2): se manifiesta como un quiste de líquido, bien a nivel inguinal o bien a nivel escrotal, con consistencia más firme, debido a la existencia de una obliteración parcial que confina el líquido a una zona concreta del conducto peritoneo-vaginal en vez del relleno de la vaginal escrotal. La consistencia más tensa e incluso la localización inguino-escrotal del hidrocele puede hacer dudar en el diagnóstico diferencial con hernia inguinal indirecta, aunque la clínica (el hidrocele es asintomático y la hernia incarcerada suele ocasionar dolor) y la ecografía pueden ser de utilidad para el diagnóstico².

Fig. 2. Esquema de patología de fallo de obliteración del conducto peritoneo-vaginal (CPV).

T: testículo. Punteado: líquido peritoneal. Rayado: contenido abdominal.

En el caso de nuestro paciente, se decidió actitud expectante y seguimiento en la consulta de Cirugía Pediátrica.

El hidrocele es una colección de líquido alrededor del testículo, contenida entre las capas visceral y parietal de la vaginal testicular, o bien en algún punto del cordón espermático en el interior del conducto peritoneo-vaginal³. Se pueden clasificar en comunicantes y no comunicantes. Su tratamiento es quirúrgico a partir de los 2 años de edad.

La criptorquidia es la ausencia de testículo de forma permanente a los 6 meses de edad (o edad corregida en prematuros). Comprende la ausencia congénita del teste, así como el mal descenso testicular, siendo la región inguinal la localización más frecuente donde se palpa el teste no descendido⁴. En el caso de nuestro paciente, se palpan ambos testes en bolsa.