El síndrome de Kleine-Levin cursa con episodios de hipersomnia grave asociados a alteraciones cognitivas y conductuales. Estos episodios tienen una duración variable, desde varios días a semanas. Entre los mismos, los pacientes se encuentran completamente asintomáticos.
La hipersomnia es el síntoma principal. Aparece una necesidad de sueño incrementado, los pacientes pueden dormir una media de 18 horas.
Entre las alteraciones cognitivas más frecuentes se incluyen dificultades en la lectoescritura, lenguaje anormal (mutismo, lentitud en el habla, falta de lenguaje espontáneo, vocabulario limitado, habla incoherente y estereotipada), así como dificultades de comprensión o alteraciones de memoria.
La desrealización es uno de los síntomas más específicos, con sensación de irrealidad, consistente en un estado semejante al sueño, con percepción de los sentidos alterada.
Otro de los síntomas más frecuentes es la apatía, con falta de automotivación para realizar cualquier actividad, incluso para la higiene personal. También pueden experimentar hiperfagia, hipersexualidad, ansiedad, trastornos del estado de ánimo, comportamientos compulsivos, alucinaciones visuales o auditivas o síntomas autonómicos, entre otros.
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