La gestante actual cumple criterios de bajo riesgo (feto único, sin presentación anómala, en una madre sana, con gestación a término) para un parto domiciliario o en unidad de parto, según queda establecido en la guía NICE del 2014 en países como Inglaterra, dónde el parto extrahospitalario está bien integrado en el sistema sanitario. Esto no sucede en España, por tanto, debemos ser prudentes a la hora de adoptar recomendaciones.

Según el Tribunal Supremo Europeo de los Derechos Humanos toda mujer tiene el derecho de elegir las circunstancias y el ámbito dónde dar a luz. Del mismo modo, un estado europeo debe asegurar a las mujeres el acceso al parto en casa y garantizar su seguridad. Pero el parto domiciliario en España actualmente no es seguro, dada la ausencia de coordinación adecuada con las unidades de Obstetricia y Neonatología hospitalarias.

Dentro de los determinantes del buen resultado perinatal en los partos domiciliarios, se encuentran la calidad de la monitorización fetal intraparto y la experiencia de los profesionales que lo atienden, pero esto no determina por si solo su seguridad, siendo vital la posibilidad de acceso urgente a los servicios hospitalarios en caso de complicaciones agudas. Dentro de los beneficios del parto extrahospitalario se encuentra el aumento de la satisfacción materna y las mayores tasas de lactancia materna. Estos beneficios se pueden obtener con la humanización del proceso del parto a nivel hospitalario sin conllevar aumento de riesgo para el recién nacido.

Con la actual estructura sanitaria en nuestro país, no podemos recomendar el parto domiciliario. Es vital la posibilidad de acceso urgente a los servicios hospitalarios en caso de complicaciones agudas. El retraso en la llegada a un hospital para atención perinatal urgente en caso de complicación es uno de los factores que más contribuye al aumento de riesgo. En España no existe ningún circuito consensuado con los distintos niveles asistenciales que facilite el traslado del domicilio al hospital, hecho significativo a tener en cuenta por los futuros padres y profesionales a la hora de optar por un parto domiciliario. Por tanto, esta es la recomendación pediátrica más apropiada.