Malformación infrecuente que supone el cierre incompleto del párpado, generalmente superior, unilateral y de localización nasal. Puede ser bilateral, simétrico o asimétrico y asociado o no a otros defectos oculares o faciales. Es necesaria la exploración de fondo de ojo para descartar afectación coriorretiniana y del nervio óptico, que marcará el pronóstico visual¹. En su evolución se asocia con elevada incidencia de estrabismo, opacidades corneales, defectos de refracción y aparición de bandas fibróticas, lo que refuerza la importancia de la protección ocular desde su diagnóstico. La mayoría de los casos son esporádicos, pero se puede asociar con otros cuadros como síndrome de Fraser, síndrome de Goldenhar o síndrome de CHARGE. La aparición en párpado inferior es característica del síndrome de Treacher Collins². El tratamiento definitivo es quirúrgico, aunque no hay consenso acerca del momento óptimo para la realización de este y la principal complicación es la ptosis palpebral.

Se trata de un parto eutócico no distócico, sin necesidad de episiotomía o instrumentación. Lesión sin signos de etiología traumática, signos de sangrado y dolor a la exploración. Las lesiones traumáticas más frecuentes durante el parto son el caput succedaneum, el cefalohematoma, la fractura de clavícula y la parálisis braquial, siendo más raras las lesiones faciales cutáneas. En partos dificultosos especialmente aquellos instrumentados es obligada una exploración detallada del recién nacido.

Esta malformación infrecuente consiste en la unión completa o parcial de los párpados, por detrás de la línea de las pestañas y por delante de la salida de las glándulas de Meibomio. Puede tratarse de un hecho aislado o asociarse a otras alteraciones (cardiacas, displasia ectodérmica, cromosomopatías…). Se subdivide en 5 grupos según a qué alteraciones se asocie. El tratamiento definitivo es quirúrgico y deben descartarse malformaciones acompañantes³.

Consiste en la eversión del párpado que deja expuesta la conjuntiva bulbar. El resultado es el desarrollo de una formación rojiza y húmeda, de apariencia tumoral, que ocupa el polo superior externo de la cavidad ocular. Es más frecuente en varones de raza negra. El tratamiento incluye lubricación tópica, antibióticos locales y reversión manual.