La varicela es la primoinfección por virus de la varicela-zóster (VVZ). Se presenta como exantema pruriginoso de distribución centrípeta con lesiones en diferentes estadios (máculas, vesículas y costras)¹. La distribución del exantema no corresponde con una varicela.

El impétigo ampolloso está producido por la activación de la toxina epidermolítica de S. aureus. Se presenta como ampollas superficiales, en número de 3-6, con contenido transparente y más tarde turbio que se rompen con facilidad dejando una superficie erosiva eritematosa, que se cubre de costra. Suelen localizarse en zonas expuestas de la cara.

El herpes zóster es infrecuente durante la infancia. Puede aparecer durante el primer año de vida como resultado de la reactivación de una infección latente por VVZ. En niños sin antecedente de varicela, como es nuestro caso, suele encontrarse una exposición intrauterina al VVZ. Si la primoinfección materna ocurre tras el primer trimestre y previo a la etapa perinatal, el neonato presenta el VVZ latente en ganglios dorsales de la médula espinal. Al desaparecer la IgG materna al año de vida puede reactivarse. Cursa con exantema vesiculoso que afecta al dermatoma correspondiente del nervio afecto^3,4. Pueden aparecer vesículas diseminadas en pacientes inmunocompetentes, como se observa en la figura 2. 

El síndrome de Steven-Johnson es una enfermedad vesículo-ampollosa relacionada con fármacos e infecciones. Produce máculas eritematosas que se necrosan en su parte central, originando vesículas, ampollas, úlceras y costras hemorrágicas. Se acompaña de afectación de dos o más superficies mucosas².