RESUMEN

Artículo de revisión que formará parte de un libro de Pediatría de Atención Primaria promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la región europea. Analiza las recomendaciones basadas en la evidencia en relación con el cribado universal de anemia ferropénica en niños menores de 5 años, y su posible impacto en resultados de salud: mejoría del crecimiento y del neurodesarrollo. Evalúan el rendimiento de las pruebas diagnósticas, la eficacia del tratamiento de la anemia ferropénica, así como los daños potenciales del cribado y del tratamiento.

Hallazgos principales:

• No existe una prueba adecuada para el cribado de anemia ferropénica que no sea invasiva.
• No hay certeza de que el cribado rutinario y el tratamiento de la anemia ferropénica en menores de cinco años mejore el neurodesarrollo y el crecimiento.
• La mayoría de las organizaciones, como la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, el Comité Nacional de Cribado del Reino Unido y el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los EE. UU., no recomiendan el cribado universal de la anemia ferropénica; por el contrario, la Academia Americana de Pediatría sí lo recomienda.
• Se recomienda el cribado selectivo de anemia ferropénica en población de riesgo (prematuros, bajo peso y factores dietéticos de riesgo) (PrevInfad, United States Preventive Services Task Force, American Academy of Paediatrics).

PERLAS CLÍNICAS

1. ¿Se dispone de pruebas precisas para la detección de anemia ferropénica en niño asintomáticos menores de 5 años?

No existe una única prueba considerada patrón oro para el diagnóstico de anemia ferropénica. Pruebas hematológicas como la hemoglobina sérica o el hematocrito, tienen una sensibilidad aproximada del 73%, con una especificidad del 25% ya que, si bien el déficit de hierro es la causa más frecuente de anemia infantil, al menos la mitad de las anemias son debidas a otras causas. La medición de la ferritina sérica es útil para conocer los depósitos férricos, de forma que unos niveles bajos son diagnósticos de ferropenia. Es, además, el mejor parámetro para medir la respuesta al tratamiento. Al ser un reactante de fase aguda, en caso de inflamación coexistente, puede dar valores elevados o falsamente normales. Se proponen como marcadores más útiles ferritina sérica y receptor de la transferrina.

Evalúan métodos no invasivos (hepcidina en orina, medición óptica de protoporfirina zinc eritrocitaria en labio) no disponiéndose de datos suficientes para su recomendación como pruebas de uso habitual.

2. ¿El tratamiento de la anemia ferropénica en niños menores de cinco años ha demostrado mejorar los resultados en salud?

La ferropenia y la anemia ferropénica se asocian con déficit cognitivo y retraso del neurodesarrollo, pero no se disponen de estudios metodológicamente correctos que demuestren que el tratamiento de estas mejore a largo plazo el desarrollo psicomotor.

La mejoría en la velocidad de crecimiento en niños menores de 2 años se basa en un estudio calificado de calidad baja y por tanto sin aportar evidencia suficiente.

El tratamiento con hierro oral en niños con anemia ferropénica sí mejora los niveles de depósitos férricos y los niveles de hemoglobina.

3. ¿El cribado y el tratamiento de la anemia ferropénica en niños menores de cinco años tiene efectos adversos?

No disponemos de estudios que evalúen específicamente los daños potenciales del cribado poblacional de anemia ferropénica en niños.

Un ensayo clínico publicado en 1991 evaluó la aparición de efectos secundarios en niños tratados con hierro, no encontrándose diferencias con el grupo control.

EN PERSPECTIVA

1. En los países desarrollados, se estima que la prevalencia de anemia en niños es de entre un 1 a un 4%, de las cuales entre un 44 y un 65% son debidas a un déficit de hierro.
2. La presente revisión apoya la recomendación de no realizar el cribado universal de ferropenia ni de anemia ferropénica en los niños sanos de menos de 5 años¹.
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3. Las distintas sociedades científicas sí aconsejan el cribado en población infantil de riesgo: prematuros, bajo peso y niños con dietas deficitarias².
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4. La detección de ferropenia requiere el uso de mediciones no hematológicas. Una ferritina baja es siempre diagnóstica de ferropenia. Por otra parte, la ferritina es un reactante de fase aguda, por lo que en caso de estar normal, sobre todo en el caso de contexto inflamatorio, es recomendable pedir proteína C reactiva para detectar los falsos negativos³. Otra posibilidad sería medir, además de la ferritina, el índice de saturación de la transferrina, que no se ve alterada por la inflamación.
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5. Mención especial requieren los prematuros de menos de 32 semanas de gestación y o menos de 1500 g al nacimiento, en los que se aconseja suplemento de hierro oral durante el primer año de vida, o al menos hasta que la alimentación complementaria asegure unos aportes adecuados^4,5.
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BIBLIOGRAFÍA

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