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  1. Toda trombocitosis debe ser siempre confirmada mediante un nuevo hemograma. Es imprescindible realizar un frotis sanguíneo.
  2. La anamnesis y la exploración física dirigidas nos ayudarán en el diagnóstico etiológico ya desde el servicio de urgencias. Debemos descartar la presencia de visceromegalias o adenopatías.
  3. La trombocitosis reactiva en contexto infeccioso es la causa más frecuente de trombocitosis en edad pediátrica. Generalmente, al tratar la causa disminuirá el número de plaquetas.
  4. No se recomienda el tratamiento mielosupresor hasta descartar una trombocitosis reactiva o la presencia de complicaciones graves.
  5. Se vigilará la aparición de signos o síntomas clínicos relacionados con el aumento de las plaquetas. Estos se producen por un exceso (fenómenos vasomotores o trombosis) o defecto (sangrado) en la función plaquetaria.
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