El diagnostico final fue de EW en fase presintomática.
La EW es consecuencia de un trastorno del metabolismo del cobre que favorece su depósito en hígado, cerebro, riñón y otros órganos, con un efecto tóxico variable y daño celular consecuente. Su base es genética, por mutaciones en el gen ATP7B, y su herencia autosómica recesiva. Su prevalencia aproximada es 1 por cada 30-50 000 habitantes. La incidencia de portadores heterocigotos es de 1 por cada 90 individuos.
La utilidad de los análisis de mutaciones del gen ATP7B, del cual hay descritas más de 500, es el diagnóstico diferencial entre pacientes heterocigotos frente a pacientes presintomático, sobre todo en edades tempranas de la vida. La mutación más frecuente en Europa Central y del Este es His106Glu (H1069Q) presente en el 50-80% de los pacientes y en España la mutación Met645Arg se demuestra en casi la mitad de los enfermos. No se ha demostrado correlación entre genotipo y fenotipo.
Su depósito hepático provoca daño celular en el hepatocito que se manifiesta desde afectación hepática aislada con disfunción asintomática (habitual en niños) hasta cirrosis o insuficiencia hepática aguda grave. La afectación neurológica (más frecuente en niños mayores y adultos) por depósito de cobre en los ganglios basales cursa con síntomas extrapiramidales o cerebelosos en forma de disartria, temblor, manifestaciones psiquiátricas… y suele acompañarse de depósito de cobre en la membrana corneal de Descemet (anillo de Kayser-Fleischer). Otras alteraciones incluyen: afectación renal en forma de tubulopatía y nefrolitiasis, alteraciones esqueléticas (osteoporosis…), anemia hemolítica, Coombs negativa por depósito de cobre en los hematíes, pancreatitis y miocardiopatía.
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