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Artículo original:
Kaplan RL, Cruz AT, Freedman SB, Smith K, Freeman J, Lane RD, Michelson KA, et al. Omphalitis and concurrent serious bacterial infection. Pediatrics. 2022:149: e2021054189.

Se trata de un estudio retrospectivo, descriptivo, multicéntrico, de lactantes menores de 90 días de vida con diagnóstico clínico de onfalitis, entre 2008 y 2017. El objetivo principal fue describir la prevalencia de infección bacteriana grave (bacteriemia, meningitis bacteriana e infección urinaria), efectos adversos (sepsis/shock, fascitis necrotizante, intubación, administración de drogas vasoactivas o muerte), así como la presentación clínica. Participaron 28 centros y se recogieron un total de 566 pacientes mediante un formulario en red consensuado. Se recogieron variables demográficas generales, clínicas, de evolución y tratamiento médico y quirúrgico.
Hubo 5 (0,9%), 3 (0,5%) y 2 (0,4%) lactantes con hemocultivo, urocultivo y cultivo de líquido cefalorraquídeo positivos, respectivamente. Hubo 6 (1%) ingresos en críticos por shock, 2 (0,4%) infecciones de la pared abdominal y un (0,1%) fallecimiento por sepsis. Estas complicaciones solo aparecieron en <28 días.
La onfalitis consiste en la infección del ombligo y los tejidos que lo rodean1. Es una infección típica del periodo neonatal, aunque puede aparecer hasta los 3 meses. Cursa con induración, eritema, mal olor y dolor de la piel periumbilical, asociado o no a exudado purulento de la base del ombligo. Es un diagnóstico exclusivamente clínico.
Se trata de una enfermedad muy poco frecuente (0,7-1%) en países de alta renta y más frecuente en los de renta media-baja (6%).
Las complicaciones2,3 son poco frecuentes pero graves: sepsis, trombosis portal, absceso hepático, peritonitis, necrosis intestinal, fascitis necrotizante y muerte. En el estudio solo el 3,7% (21/566) de los lactantes tuvo algún efecto adverso.
Tanto las infecciones bacterianas severas como los eventos adversos fueron raros. No obstante, la onfalitis puede conducir a consecuencias potencialmente graves. No se ha correlacionado la presencia de fiebre o mal estado general con la detección de patógenos en los cultivos. Todos los niños con sepsis o shock eran menores de 21 días y solo en uno de ellos se obtuvo un cultivo positivo. Este estudio sugiere que no sería necesario obtener de forma rutinaria cultivos de líquido cefalorraquídeo en menores de 21 días con buen aspecto y afebriles, e incluso no sería necesario hacer analítica en mayores de 21 días. Un 7% de la cohorte presentó malformaciones del uraco y todos los niños con urocultivo positivo tenían dicha malformación.
No hay guías claras para el manejo de antibioterapia empírica en las onfalitis. El principal patógeno encontrado fue el S. aureus sensible a la meticilina, concordante con otros estudios previos, seguido por S. aureus resistente a la meticilina y Gram negativos. La antibioterapia se decidirá según las tasas de resistencia locales.
La principal debilidad es que los datos se han recogido de forma retrospectiva, pudiendo haber sobre/infra diagnósticos por la terminología utilizada, pérdida de casos o inclusión de otros, afectando a la incidencia. A pesar de ser un estudio con un número suficiente de pacientes, en muy pocos de ellos han aparecido los efectos adversos buscados, por lo que es difícil identificar factores de riesgo o sacar conclusiones firmes.
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