El osteocondroma o exostosis cartilaginosa es el tumor óseo más frecuente. Puede ser solitario o múltiple, formando parte del síndrome de exostosis múltiple hereditaria¹. Su localización más habitual es la metáfisis de huesos largos (fémur, tibia). En la radiografía tiene apariencia de una exostosis y la característica radiológica patognomónica de este tumor es la continuidad cortical y medular de las lesiones con el hueso del que surgen². La imagen del caso no es un osteocondroma porque no tiene continuidad cortical ni medular con el resto del hueso.

La fabela es un hueso sesamoideo situado en la cara posteroexterna de la rodilla. En la mayoría de las ocasiones, se encuentra en el vientre proximal del gastrocnemio lateral y se articula con el cóndilo femoral posterolateral.

Su tamaño oscila entre los 5 mm y 2 cm, pudiendo estar osificado o constituir simplemente una inclusión fibrosa o cartilaginosa en el interior del músculo gemelo externo (más raramente en la del gemelo interno)³. En principio fibrocartilaginoso, sufre un proceso de osificación sobre los 15-20 años de edad, volviéndose visible en radiografía en el 30% de la población adulta (75% de los casos bilateral). En niños, por tanto, es un hallazgo infrecuente⁴.

La importancia de conocer este hueso sesamoideo radica en la correcta interpretación de los hallazgos radiológicos. La gran mayoría de las veces aparecerá como un hallazgo casual, debemos conocerlo para evitar pruebas innecesarias o diagnósticos equivocados.

En el niño, las lesiones por arrancamiento o avulsión en los puntos de inserción de los ligamentos o tendones son más frecuentes que en los adultos. Suelen producirse en adolescentes deportistas debido a una fuerza de tracción súbita y violenta ejercida por el músculo sobre el lugar de inserción tendinosa. Algunas localizaciones frecuentes son: tuberosidad isquiática, espina ilíaca anterosuperior y anteroinferior, trocanter mayor y menor, cresta iliaca, epitróclea⁵. Ni el mecanismo de lesión ni la localización apoyan este diagnóstico.

Es el tumor óseo primario más frecuente en la infancia y adolescencia. En la radiografía simple aparece como una tumoración ósea con áreas líticas y esclerosas, de bordes mal definidos, que suele originarse en la cavidad medular y progresa hacia la corteza, atravesando y levantando el periostio y que puede afectar a los tejidos blandos que rodean al hueso, produciendo imágenes difusas de diferentes densidades². Ni la imagen radiológica ni el hecho de ser un hallazgo casual apoyan este diagnóstico.