Respuesta correcta. El uraco corresponde a un vestigio embrionario que deriva del alantoides, constituyendo un remanente fibromuscular que conecta la vejiga y la cicatriz umbilical. Entre el cuarto y el quinto mes de gestación el alantoides se alarga y la vejiga desciende en la pelvis, quedando un remanente fibroso que se encuentra entre la fascia transversalis y el preperitoneo, que se conoce como el ligamento umbilical medio que conecta la cúpula vesical al ombligo; el fracaso de su obliteración da lugar a persistencia del uraco (PU)4.
Bibliografía
- Blichert-Toft M, Nielsen OV. Congenital patient urachus and acquired variants. Diagnosis and treatment. Review of the literature and report of ?ve cases. Acta Chir Scand. 1971;137:807.
- Mesrobian H, Zacharias A, Balcom A, Cohen R. Ten years of experience with isolated urachal anomalies in children. J Urol. 1997;158:1316-8.
En la literatura, el 10-48% corresponden a uracos persistentes, el 31-43% a quistes de uraco, el 18-43% a sinus de uraco, y un 3-4% a divertículos de uraco4,5.
Dada su ubicación, la PU se puede confundir con otras anomalías umbilicales, por ejemplo, onfalitis, tejido de granulación del muñón umbilical, vaso umbilical infectado o persistencia del conducto onfalomesentérico.
El diagnóstico se realiza mediante un examen físico minucioso y pruebas de imagen como la ecografía y, más específicamente para los defectos con comunicación al exterior, la radiografía simple de abdomen con contraste, en los que se pone de manifiesto el trayecto fistuloso hacia la vejiga.
En nuestro paciente, el antecedente de quiste umbilical, el buen estado general, las características mucosas de la lesión y el débito seroso a su través apoyaban este diagnóstico. Sin embargo, al no realizar un estudio de contraste previo, el diagnóstico definitivo se realizó en el quirófano.
La mayoría de los autores coinciden en que es una patología en la que debe realizarse el cierre quirúrgico por su relación (aunque inferior al 1%) con el carcinoma de vejiga, a diferencia de otras anomalías del uraco asintomáticas, donde es conveniente una conducta expectante. En nuestro paciente se realizó una minilaparotomía infraumbilical identificando como se establece en la literatura la persistencia del uraco conectando con la cúpula vesical, entre las dos arterias umbilicales. Se realizó resección del uraco hasta la cúpula vesical, con cistoplastia en dos planos de sutura y plastia umbilical con exéresis de rodete cutáneo (figura 3). Se mantuvo sonda uretral durante 48 horas y el paciente evolucionó satisfactoriamente, por lo que fue dado de alta.
Fig. 3 Laparotomía infraumbilical. Flecha amarilla: cúpula vesical suturada en dos planos que conectaba con la cicatriz umbilical. Flechas azules: remanente del uraco, ya seccionado, que conectaba con la cúpula vesical.