Las quemaduras por fricción suelen ser de primer grado, producidas por el rozamiento repetido de la piel con alguna superficie dura, por ejemplo, un zapato. Esta fricción provoca la pérdida de la capa más superficial de la piel (córnea-epidermis) y, como consecuencia, lesiones eritematosas, dolorosas, con hemorragia escasa. La incidencia es alta, pero la mayoría de los pacientes no acuden a los servicios sanitarios a recibir tratamiento, por lo que están infraestimadas. No existe tratamiento específico respecto a otras quemaduras: limpieza con agua estéril o suero fisiológico, antiséptico diluido como clorhexidina…, y en las más graves, uso de cremas o apósitos que favorezcan la cicatrización (enzimáticos, antisépticos, antiedematosos con corticoides…). Evoluciona en pocos días sin dejar cicatriz. Sin duda, lo más importante serán las medidas preventivas^1,2.

El eccema dishidrótico o ponfólix es una forma atípica de dermatitis atópica. Se aprecian unas lesiones vesiculosas que comienzan habitualmente en la zona lateral de los dedos, extendiéndose después a palmas y plantas, causando ardor, prurito o quemazón. Su incidencia se hace mayor en la pubertad. El objetivo del tratamiento consiste en secar las lesiones con fomentos y polvos, evitando sustancias irritantes. A veces, se usan antihistamínicos orales y corticoides tópicos³.

La tinea pedis es una infección por dermatofitos. Se presenta en forma de lesiones descamativas, fisuradas y maceradas, sin formación de vesículas, que se localizan de forma común y asimétrica en zonas interdigitales de los pies, respetando el dorso de este. A veces, puede haber afectación ungueal. Es raro que ocurra previo a la pubertad. El tratamiento inicial es tópico, con azoles, alilaminas, butenafina, ciclopirox, tolnaftato y amorolfina 1-2 veces al día durante 4 semanas. Se han obtenido buenas tasas de curación con terbinafina al 1% durante 1 semana⁴.

La dermatitis de contacto es una respuesta inflamatoria local a alérgenos (níquel, cobalto, mercurio…) que penetran en la piel, mediada por un mecanismo de hipersensibilidad retardada tipo IV, de forma que la sensibilización requiere un contacto prolongado (meses-años) y, una vez sensibilizado, se desencadenan las lesiones en 24-48 horas, que consisten en la aparición de vesículas y ampollas pruriginosas en la región facial, el cuello, el tronco, áreas fotoexpuestas… El tratamiento se basa en evitar el alérgeno y tratamiento farmacológico (corticoides tópicos, inhibidores de la calcineurina tópicos, antihistamínicos…)⁵.