La mastitis neonatal o neonatorum es una infección infrecuente que se da en los primeros 2 meses de vida, en el contexto de la hipertrofia mamaria fisiológica de recién nacidos a término. Se debe a la invasión del parénquima mamario por bacterias cutáneas a través del pezón. El agente causal más frecuentemente implicado es Staphylococcus aureus, siendo el 50% cepas resistentes a meticilina (MRSA)¹. Suele ser unilateral, dolorosa y mostrar eritema manifiesto. Puede acompañarse de secreción purulenta, lesiones cutáneas como necrosis y adenopatías axilares. El 50% de los casos evolucionan a la formación de abscesos, presentando entonces fluctuación. En ocasiones puede dar fiebre o irritabilidad y los cuadros sistémicos graves son poco frecuentes¹. El diagnóstico diferencial se ha de realizar principalmente con la intumescencia mamaria fisiológica. Para su diferenciación puede ser de ayuda la ecografía; en la intumescencia el tejido mamario es hipoecoico, mientras que en la mastitis existe mayor ecogenicidad. El tratamiento se basa en antibioterapia endovenosa con cobertura empírica para MRSA, y drenaje si se precisa. Aunque seguramente existen pacientes que inicialmente se podrían clasificar de bajo riesgo, y se podrían tratar con antibioterapia ambulatoria desde el diagnóstico, por el momento no existen guías de consenso que respalden este manejo¹.

La ectasia ductal mamaria (EDM) en niños es la causa más frecuente de telorragia en la edad pediátrica. Típicamente se manifiesta en los primeros meses de vida con telorragia, con o sin nódulo y/o aumento de volumen mamario indoloro, unilateral o bilateral^2,3. Es más frecuente en varones y su historia natural es hacia la resolución espontánea en los primeros meses desde el inicio de los síntomas². Aunque se han postulado múltiples causas (hormonal, infecciosa, defecto congénito, etc.), su etiología es desconocida. Independientemente del estímulo inicial, se produce una inflamación crónica del tejido mamario con oclusión secundaria de los ductos por detritus y posterior dilatación, formación de micropapilomas y ulceración con sangrado^2,3. La ecografía mamaria es la prueba de elección para la confirmación diagnóstica, aunque en algunos casos puede ser normal. Permite la visualización de los conductos dilatados, a veces con detritus en su interior^2,3, como en el caso de nuestro paciente. No se recomiendan otras exploraciones complementarias (cultivo y citología de la secreción, o analítica sanguínea con perfil endocrinológico), a no ser que existan dudas diagnósticas². Por último, al ser una patología benigna y autolimitada, no suele requerir tratamiento. La antibioterapia se reserva para casos con sospecha de sobreinfección bacteriana^2,3.

El fibroadenoma es la lesión sólida de mama más frecuente en la edad pediátrica, predominando en adolescentes de sexo femenino. Nace del tejido conectivo mamario o estroma intralobulillar. Es un tumor benigno de crecimiento lento que se presenta como una masa indolora bien delimitada, móvil, localizada generalmente en el cuadrante superoexterno de la mama. Puede causar asimetría mamaria. Ecográficamente se muestra como una masa hipoecoica ovalada orientada en paralelo a la piel. El diagnóstico diferencial con el tumor phyllodes es difícil. Este último también es un tumor fibroepitelial mamario, pero menos frecuente en Pediatría y que puede ser benigno, borderline o maligno⁴. Se puede realizar seguimiento ecográfico en los fibroadenomas pequeños, de crecimiento lento e imagen ecográfica típica. En cambio, si existe crecimiento rápido, otros síntomas asociados o imagen ecográfica atípica, habría que plantear biopsia y/o cirugía de la lesión⁴.

El hemangioma infantil (HI) es el tumor benigno más frecuente en la infancia y se debe a la proliferación de células endoteliales de los vasos sanguíneos en los primeros meses de vida. Pueden ser cutáneos o viscerales. Los HI cutáneos a su vez se clasifican en superficiales, profundos (o mixtos); los primeros se manifiestan como pápulas, placas o tumores de color rojo brillante y los segundos como tumoraciones azuladas o del color de piel sana, asociando a veces telangiectasias en la superficie. Ecográficamente se presentan como una masa sólida muy vascularizada bien definida y polilobulada⁵. En nuestro paciente no se observaba ninguna alteración cutánea y la ecografía no muestra vascularización de la lesión, por lo que esta opción no sería la correcta.