Ocurre por depósito de sangre entre lecho y lámina ungueal. Habitualmente hay un antecedente de traumatismo y cambios de coloración (rojizo, rojo violáceo y negruzco) con patrón desestructurado¹.

En la infección por Pseudomonas la lámina ungueal adopta una coloración verdosa, ya que la mayoría de cepas producen pigmentos como pioverdina. En ocasiones se acompaña de paroniquia y onicolisis. El tratamiento de elección es la antibioterapia con fluoroquinolonas².

El nevus melanocítico es la lesión melanocítica ungueal más frecuente en la infancia, pudiendo ser congénito (50%) o adquirido (50%). Se debe a una hiperplasia melanocítica de la matriz ungueal y está formado por líneas paralelas longitudinales marrones con pigmentación homogénea y patrón dermatoscópico regular. Dado que la malignidad en la infancia es excepcional, no se recomienda biopsia, aunque sí es necesario el seguimiento a largo plazo^3-5. En nuestro caso, el paciente es derivado al Servicio de Dermatología, donde se instruye en autovigilancia y se programan controles anuales.

El melanoma ungueal es una entidad excepcional en Pediatría. Se manifiesta como una banda de pigmento marrón longitudinal, irregular, con policromía y líneas más anchas, polimorfas y sin paralelismo. A diferencia del nevus ungueal, suele asociar distrofia e hiperpigmentación de la cutícula^3,4.