El epibléfaron es un trastorno pediátrico que consiste en el empuje de las pestañas hacia la córnea como consecuencia de un pliegue de piel redundante debajo del borde palpebral, lo que provoca que las pestañas se dirijan verticalmente, especialmente en la región medial del párpado¹. Es frecuente en niños de raza oriental, y el 80% de los niños permanecen asintomáticos, resolviéndose espontáneamente con el crecimiento facial normal. Por ello, el tratamiento se reserva para los casos sintomáticos o persistentes mediante cirugía correctora².

El entropión es una rotación congénita del borde palpebral hacia el globo ocular que provoca la desviación de las pestañas hacia adentro (triquiasis), generando molestias y lesiones corneales en los pacientes. A diferencia del epibléfaron, el entropión no se resuelve a medida que el paciente crece, por lo que la reparación quirúrgica siempre es necesaria³.

El epicanto consiste en la presencia de pliegues cutáneos verticales, siendo los más habituales los que se extienden desde el párpado superior al inferior, discurriendo por el canto medial y simulando un pseudoestrabismo del tipo endotropía. Aparecen frecuentemente en raza asiática y síndromes como Down, Turner o en la blefarofimosis⁴.

El euribléfaron es el ensanchamiento horizontal de la hendidura palpebral asociado a malposición del canto externo y eversión palpebral lateral. Puede producir dificultad para el cierre palpebral y queratopatía por exposición. Para su tratamiento se requiere la reparación quirúrgica¹.