La erupción del bañista se presenta como una reacción cutánea aguda y pruriginosa tras el baño en aguas cálidas del Caribe. Resulta de la retención de larvas de celentéreos entre la piel y la ropa de baño, provocando lesiones habonosas y eritematosas en áreas cubiertas por el bañador. Estas lesiones aparecen entre 4 y 48 horas después del contacto con el agua y desaparecen en pocos días. El tratamiento incluye el uso de corticoides tópicos de alta potencia o corticoides administrados por vía oral¹.

Estas lesiones suelen ser menos graves que las de las medusas. Producen una lesión eritematosa pruriginosa, dolorosa y quemante, con reacción urticariforme. En nuestro caso, de forma serpiginosa debido al contacto con los tentáculos de la anémona. En casos raros, pueden existir síntomas sistémicos graves, como náuseas y vómitos, llegando incluso a describirse casos mortales por hepatitis fulminante. Se recomienda lavar la zona afectada con agua de mar o solución salina, evitando el agua dulce, porque podría desencadenar la descarga de neumatocistos. El tratamiento es sintomático, utilizando antihistamínicos, analgésicos y frío local².

Se trata de una respuesta inflamatoria no alérgica producida tras la exposición a psoralenos o furocumarinas, presentes en algunas plantas. Suele producirse en primavera y verano, cuando la fototoxicidad es mayor. Se manifiesta, horas después de la exposición, con lesiones eritematosas, edematosas, ampollosas y, ocasionalmente, pruriginosas, que suelen adoptar formas lineales siguiendo el patrón de contacto con la planta. Se debe eliminar el factor desencadenante y aplicar protección solar. El tratamiento sintomático consiste en frío local, crema hidratante o corticoides tópicos. En casos graves, se pueden utilizar analgésicos y corticoides sistémicos^3,4.

El contacto con medusas produce reacciones cutáneas locales, como eritema, edema, petequias, urticaria, vesículas y prurito doloroso, que pueden adoptar patrones lineales o serpiginosos. Aunque el tipo de lesión es parecido, no son tan evidentes los tentáculos en la lesión, adquiriendo formas más diversas. En casos excepcionales, pueden presentar calambres, náuseas y vómitos. Se recomienda aplicar hielo sin contacto directo y eliminar los restos de tentáculos mediante un raspado delicado con una tarjeta u objeto similar. Se puede lavar la zona con agua salada, evitando siempre agua dulce y el rascado. Al igual que el resto de las reacciones locales, se trata con antihistamínicos, analgésicos y corticoides tópicos⁵.