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Puntos clave

  • Es importante realizar un estudio exhaustivo de la fiebre sin foco en el paciente neonatal.
  • Las pruebas de primer nivel incluirían: analítica sanguínea con hemograma y bioquímica con reactantes de fase aguda, sistemático y sedimento urinario, panel de virus respiratorios en época epidémica y punción lumbar; han de recogerse muestras para estudio microbiológico en sangre, orina y LCR.
  • Ciertas alteraciones en las pruebas de imagen (ventriculitis, plexitis coroidea…) se han relacionado con meningitis neonatales. Es importante tener un alto nivel de sospecha a la hora de solicitar las pruebas complementarias adecuadas.
  • En ocasiones, las meningitis bacterianas tienen cultivos negativos, pero ante una sospecha importante, no se debe demorar el inicio del tratamiento antibiótico intravenoso.
  • La combinación de antibioterapia empírica debe adaptarse a las resistencias locales, siendo en nuestro caso una opción adecuada la combinación de gentamicina bien con una cefalosporina de 3.ª generación o bien con ampicilina.
  • Es importante realizar un seguimiento del paciente que ha sufrido meningitis para tratar de detectar de forma precoz posibles secuelas en el neurodesarrollo e iniciar cuanto antes un tratamiento rehabilitador si fuese necesario.
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