El herpes neonatal congénito se caracteriza por lesiones vesiculares y ulceradas que pueden evolucionar a costras. Puede asociar, microcefalia, ventriculomegalia, microftalmia, corioretinitis o cataratas. En nuestro caso, no existe exposición a herpesvirus simplex intraútero ni las lesiones son compatibles¹.

La histiocitosis de células de Langerhans congénita o de Hashimoto-Pritzker es una histiocitosis que se caracteriza por la aparición de pápulas indoloras de coloración marrón-rojizo distribuidas en tronco, cara y miembros superiores de manera simétrica, que pueden aparecer al nacimiento o en los primeros días de vida. Suele presentarse de manera individual y no afecta a mucosas². Son de carácter benigno, por lo que involucionan a las pocas semanas o meses, resolviéndose por completo al año de vida. En algunos casos, puede permanecer alguna lesión residual hiper- o hipopigmentada². Histológicamente se caracteriza por proliferación de células histiocitarias positivas para S-100, CD1a y gránulos de Birbeck, si bien, si la sospecha es clara, no requiere biopsia de la lesión³. En el caso de nuestra paciente, las lesiones desaparecieron a las dos semanas de vida, aunque se recomienda seguimiento clínico hasta el año de edad, ya que existen casos descritos de recidiva y afectación sistémica⁴.

La epidermólisis ampollosa es una enfermedad congénita que se caracteriza por la aparición de ampollas y úlceras ante mínimos traumatismos, con afectación de piel y mucosas. Estas ampollas se caracterizan por fragilidad capilar y al romper dejan una costra melicérica, características que no encontramos en nuestro paciente¹.

Consiste en múltiples lesiones vesiculopustulosas estériles, de carácter benigno, que aparecen al nacimiento distribuidas por toda la superficie corporal y que autoinvolucionan a las semanas de vida. En el caso de nuestra paciente, las lesiones eran únicas y no presentaban la morfología típica¹.