La escabiosis es la infestación de la piel por el parásito Sarcoptes scabiei var. Hominis que reside en el estrato córneo. Es muy pruriginoso y se transmite por contacto directo de persona a persona o por fómites, pudiendo ser los niños los únicos sintomáticos, aunque es típico el prurito en convivientes. Las localizaciones más frecuentes en menores de 2 años son la cara, las palmas, las plantas, el cuero cabelludo y el cuello. Es típico visualizar al dermatoscopio el surco producido por el ácaro como líneas curveadas y onduladas que terminan en estructuras triangulares de color marrón¹.

La dermatitis atópica cursa con brotes de lesiones inflamatorias, pruriginosas, de distribución característica e historia personal o familiar de atopia. El diagnóstico generalmente es clínico, y en lactantes típicamente afecta a las mejillas y zonas de extensión^2,3.

La acropustulosis infantil es una entidad rara, autolimitada y pruriginosa, que cursa en brotes con lesiones papuloeritomatosas que evolucionan a vesículas y pústulas en palmas y plantas. Ocurre en menores de 2 años y se resuelve espontáneamente. A diferencia de la escabiosis, no hay familiares afectos ni se visualiza el surco acarino⁴.

El eccema dishidrótico es una afección crónica de la piel, con predominio en primavera y verano, que se manifiesta en forma de vesículas pruriginosas, especialmente en los laterales de los dedos⁵.