Se denomina eventración diafragmática a la elevación patológica del diafragma sin solución de continuidad de este. Puede ser congénita, por aplasia de las fibras musculares diafragmáticas, o adquirida, por lesión del nervio frénico o el plexo braquial¹. Es más frecuente en el lado izquierdo y en el sexo masculino. Tras la sospecha, el diagnóstico se lleva a cabo mediante radiografía de tórax posteroanterior y lateral, en donde se ha de objetivar una elevación del hemidiafragma afectado al menos dos espacios intercostales por encima del contralateral. Además, apoya el diagnóstico la realización de una ecografía pulmonar para valorar alteraciones en la movilidad diafragmática. El tratamiento quirúrgico se recomienda en pacientes con importante repercusión clínica, especialmente si la base diafragmática está muy elevada, para evitar hipoplasia del pulmón ipsilateral y asegurar su correcto desarrollo.

La hernia diafragmática congénita consiste en el paso de vísceras abdominales a la cavidad torácica por un defecto de continuidad del diafragma². El defecto más frecuente ocurre en la región posterolateral izquierda del diafragma (hernia de Bochdahlek), pero puede ser derecho en el 15% de los casos. La presencia de vísceras abdominales en el tórax produce compresión del pulmón, que se encuentra en desarrollo, lo que genera hipoplasia y, en algunos casos, hipertensión pulmonar. En relación con las pruebas complementarias, la radiografía lateral de tórax en pacientes con eventración puede demostrar que las inserciones diafragmáticas anterior y posterior están en las posiciones correctas, lo que distingue la eventración diafragmática de la hernia. Para completar el diagnóstico y plantear el abordaje quirúrgico se recomienda la realización de una resonancia magnética, que permite visualizar las vísceras abdominales en la cavidad torácica y, además, tiene un factor pronóstico, al permitir determinar el grado de hipoplasia pulmonar.

La parálisis diafragmática unilateral es causa infrecuente de distrés respiratorio neonatal. En un 5-9% de los casos, la parálisis diafragmática se asocia a parálisis braquial, como consecuencia de la lesión del nervio frénico (C3-C5), y su causa fundamental en Pediatría es el traumatismo obstétrico³. El diagnóstico suele ser clínico y de imagen, dejando las pruebas neurofisiológicas para casos seleccionados, y su tratamiento principal es el de soporte. Su manejo es habitualmente conservador, mediante aportes de oxígeno o ventilación mecánica no invasiva, con recuperación espontánea en la mayoría de los casos, aunque, en ocasiones, es necesario el tratamiento quirúrgico (plicatura diafragmática). En el caso de nuestra paciente no había antecedentes de extracción dificultosa durante el parto.

La hipoplasia pulmonar es una anomalía congénita del desarrollo pulmonar caracterizada por una detención en el desarrollo pulmonar que condiciona un desarrollo deficiente o incompleto del pulmón⁴. En estos casos, la afectación suele ser de ambos hemitórax, lo que conlleva un grave distrés respiratorio que no responde a tratamientos agresivos, incluida la instilación de surfactante o el inicio del soporte respiratorio mecánico, que no fue el caso de nuestra paciente. Para el diagnóstico es necesaria una prueba de imagen, TAC o RM.