No es correcta.

La enfermedad hemorrágica del recién nacido se presenta en su forma primaria en recién nacidos sanos, entre el segundo y el cuarto días de vida, con expresión clínica en forma de hemorragias por vía digestiva, nasal, umbilical, etc., debidas a déficit transitorio de factores dependientes de la vitamina K, que remiten fácilmente con el tratamiento parenteral de dicha vitamina. En nuestro caso, se había administrado vitamina K al nacimiento y tras la rectorragia, sin que se produjera un cese de la misma. En su forma secundaria, se presenta en neonatos pretérmino, de bajo peso, con sufrimiento fetal durante el parto, y clínicamente presenta un cuadro semejante al de la coagulación intravascular diseminada¹.

No es correcta. La sangre materna deglutida procedente del canal del parto o de pezones fisurados al mamar produce melenas y vómitos de sangre digerida. El test de Apt-Downey distinguirá fácilmente si la sangre es de origen fetal o materno. En nuestro caso, la recién nacida no presentó vómitos y el sangrado rectal no era oscuro, sino de un color rojo que denotaba la presencia de un sangrado activo reciente y distal al ligamento de Treitz (hemorragia digestiva baja).

Respuesta correcta.

La enterocolitis necrotizante es una de las urgencias quirúrgicas gastrointestinales más frecuente en las Unidades de Neonatología, cuya incidencia es de 1-3:1000 recién nacidos vivos. Afecta fundamentalmente a neonatos pretérmino que han sufrido estrés perinatal, y presenta un cuadro clínico característico con distensión abdominal, vómitos biliosos y sangre en heces, que suele preceder a los signos de aire en la pared intestinal y a la perforación. La enterocolitis en niños a término supone tan solo el 10% de los casos, suele desarrollarse en los primeros días de vida y tras el inicio de alimentación enteral².

Aunque la etiopatogenia de la enterocolitis necrotizante neonatal es multifactorial, se han identificado algunos factores de riesgo: la prematuridad, la alimentación con fórmula o la colonización bacteriana, así como aquellas situaciones que predisponen a la isquemia intestinal (asfixia perinatal, ductus arterioso persistente, cardiopatías congénitas, apneas, hipotensión grave, policitemia…). En nuestro caso, el único factor de riesgo implicado fue la alimentación enteral precoz. En casos muy incipientes, los hallazgos radiológicos pueden preceder a las manifestaciones clínicas y las alteraciones analíticas típicas, y resultan fundamentales para orientar el diagnóstico. En nuestra paciente, al comenzar con rectorragia se solicitó una radiografía de abdomen, que mostró un patrón en miga de pan típico de la neumatosis circular. Esta prueba se complementó con una ecografía abdominal, que permitió identificar aire en el sistema portal, la vía biliar y el ligamento falciforme. Se procedió a una laparotomía urgente previa antibioterapia intravenosa, que evidenció un sufrimiento isquémico del colon izquierdo, con neumatosis y adelgazamiento de la pared. Realizamos una hemicolectomía izquierda y una apendicectomía. Se resecó un divertículo de Meckel, donde se hizo una ileostomía en cañón de escopeta. El colon transverso se derivó, y el recto-sigma se dejó tipo Hartmann (muñón cerrado).

No es correcta.

El vólvulo de intestino en recién nacidos suele ser de intestino delgado y secundario a malrotación, provocando cuadros de obstrucción intestinal alta, con vómitos biliosos, distensión abdominal y a veces melenas, cuando hay obstrucción vascular del intestino delgado³. Nuestra paciente no presentó ningún vómito y la exploración general y abdominal no era patológica. Además, el sangrado rectal era de sangre roja rutilante, por lo que denotaba la existencia de un proceso inflamatorio del intestino más distal. Los hallazgos radiológicos del patrón en miga de pan intraluminal no se presentan en el vólvulo intestinal neonatal, sino en otras patologías.