Al igual que en la celulitis subcutánea, en la ecografía apreciaríamos un aumento de la ecogenicidad y del grosor del tejido celular subcutáneo, con pérdida de la diferenciación con la dermis. Sin embargo, la clínica del paciente no es compatible con la lesión típica de la urticaria, el habón^1,2.

Tanto la clínica como los hallazgos ecográficos del paciente son compatibles con este diagnóstico. Existe una puerta de entrada, una reacción inflamatoria y determinadas alteraciones ecográficas que son características de este cuadro. En la Figura 1 se expone la ecografía del miembro inferior derecho realizada en la periferia de la puerta de entrada; en ella se visualiza un aumento de ecogenicidad y grosor (13,2 mm) del tejido celular subcutáneo (delimitado por la línea de puntos), con pérdida de la diferenciación con la dermis. La Figura 2 corresponde a la ecografía realizada en la zona más cercana a la puerta de entrada, donde se observa el conocido como patrón “en empedrado” o cobblestoning, secundario al edema subcutáneo que se acumula alrededor de los lobulillos (señalado con las flechas amarillas). Además, se realizó una ecografía del miembro contralateral, donde se pudo apreciar un grosor máximo del tejido celular subcutáneo de 0,4 mm. La ecografía de partes blandas es un elemento muy útil en el diagnóstico precoz de cuadros de celulitis subcutánea que aún no han producido elevación de reactantes de fase aguda pero sí alteraciones a nivel de la imagen. Finalmente, se pautó tratamiento con amoxicilina clavulánico vía intravenosa durante 24 horas, y posteriormente vía oral, con dosis suficientes para cubrir estafilococo. La evolución fue favorable^1,2.

En este caso, la clínica sería: dolor intenso desproporcionado a los hallazgos físicos o presencia de anestesia, que puede evolucionar hasta coloración cutánea azul grisáceo y ampollas hemorrágicas. Suele asociar síntomas sistémicos y shock tóxico. Se produce una afectación de la fascia muscular. En la ecografía encontraríamos engrosamiento de la fascia muscular, con un aspecto borroso ligeramente hiperecoico, engrosamiento del músculo subyacente y colección anecoica de más de 4 mm de grosor distribuida a lo largo de la fascia, datos que no encontramos en la ecografía del paciente. Otro dato que podríamos encontrar son sombras acústicas y artefactos de reverberación (gas), que es patognomónico de la fascitis necrotizante^3,4.

Se presentaría como un nódulo eritematoso doloroso y fluctuante. No suele acompañarse de síntomas sistémicos, a no ser que haya una extensión a tejidos más profundos o una bacteriemia. A nivel ecográfico, la morfología es variable y suelen manifestarse como colecciones que pueden ser anecoicas, hipoecoicas o hiperecoicas, normalmente con refuerzo acústico posterior. Pueden encontrarse rodeados por patrón “en empedrado” por la infección circundante. Puede ser útil utilizar el modo Doppler color para diferenciarlo de un vaso sanguíneo en caso de dudas. En caso de tratarse de un absceso, se visualizará señal Doppler alrededor del absceso (zona más hiperémica) y ausencia de Doppler en el interior^1,2.