Su utilidad en la evaluación de lesiones de partes blandas es muy limitada¹.

Es el método de imagen inicial de elección por su alta accesibilidad, ausencia de radiación y capacidad de proporcionar imágenes detalladas de la morfología de los tejidos blandos del cuello². Se aprecia una lesión nodular justo por encima del istmo tiroideo, de aspecto quístico, bien delimitada, con contenido ecogénico en su interior (flecha roja) que se moviliza con los cambios posturales del paciente (Figura 2).

Figura 2: Ecografía cervical. Imagen sugestiva de quiste tirogloso sobreinfectado (señalado entre cruces).

Esta prueba nos permite valorar la presencia de la glándula tiroides y descartar que el quiste se encuentre en esta localización². En este caso, presenta un trayecto profundo hacia la base de la lengua (conducto tirogloso). Estos hallazgos son sugestivos de quiste tirogloso sobreinfectado.

El tratamiento definitivo es quirúrgico³. En este caso se inició antibioterapia para tratar la sobreinfección y se solicitó TC programada para describir mejor las estructuras antes de ser intervenido el paciente.

En comparación con la ecografía presenta el inconveniente de que por la edad del paciente necesitaría hacerse con sedación y, además, tiene mayor costo económico y es menos accesible⁴.

Aunque proporciona imágenes detalladas del cuello, no es de elección en el estudio inicial por el riesgo asociado a la radiación, especialmente en niños y en la zona del cuello, donde se encuentran tejidos sensibles⁵.