Los lipomas son los tumores mesenquimáticos de partes blandas más frecuentes con una incidencia en la edad pediátrica en torno al 10%. Clínicamente se manifiestan como nódulos subcutáneos blandos y móviles de crecimiento lento sin cambios superficiales. Ecográficamente se presentan como lesiones bien definidas, homogéneas, la gran mayoría de ellas isoecogénicas, con el tejido subcutáneo adyacente, y en menor frecuencia, hiperecogénicas o hipoecogénicas¹. Presentan márgenes definidos, en ocasiones lobulados, pero casi siempre ovalados con su eje largo paralelo a la piel, y no presentan vascularización en el estudio con Doppler color.

Son aquellas adenopatías que ecográficamente difieren de las características habituales de las adenopatías típicas y que precisan de otros estudios para su diagnóstico o tratamiento. Ecográficamente suelen tener un mayor tamaño (mayores de 1-2 cm), son redondeadas y sus bordes no son lineales ni definidos. Pueden acompañarse de hiperecogenicidad de los tejidos adyacentes. El interior es más irregular, con diferentes ecogenicidades o incluso con calcificaciones. Asocia ausencia del hilo central ecogénico². Asimismo, suelen formar conglomerados de ganglios.

Los ganglios son estructuras que forman parte del sistema linfático. Reciben el nombre de adenopatía cuando aumentan su tamaño más de 1 cm (2 cm en el caso de los inguinales; 0,5 cm en los epitrocleares). Este aumento suele deberse a una respuesta fisiológica inmunitaria frente a un antígeno, aunque también a otros procesos de distinta naturaleza (neoplásicos, metastásicos, atípicos…)³. En la exploración, los ganglios simples y las adenopatías no complicadas se muestran como tumoraciones blandas, no adheridas, móviles, sin cambios inflamatorios en su superficie. Ante estos “bultomas”, la ecografía nos ofrece imágenes típicas del ganglio o la adenopatía simple que nos pueden ayudar en su diagnóstico y en la valoración de su evolución. Se aprecian estructuras de forma ovalada de 1 cm de diámetro anteroposterior, con un eje mayor y uno menor con una proporción entre ambos generalmente de 0,5. Los bordes se presentan bien definidos y lisos. El parénquima es homogéneo, sin alteraciones focales hipoecogénico con el tejido adyacente, y en su interior se puede visualizar de forma más o menos clara un hilio lineal más ecogénico reconocible mediante técnica Doppler color⁴. A pesar de que las características anteriormente descritas definen los ganglios normales o las adenopatías típicas, habrá que tener en cuenta siempre el cuadro clínico acompañante, así como la aparición de signos de alarma como la presencia de fiebre prolongada, síntomas sistémicos, exploración patológica de otros órganos, presencia en neonatos, localización supraclavicular o mediastínica, consistencia dura o adherida, que nos hacen sospechar malignidad.

Los quistes branquiales tienes su origen en un desarrollo incompleto del aparato branquial. Se clasifican en función de la hendidura o bolsa en la que se originan. Se manifiestan en el nacimiento o posteriormente por la presencia de secreciones. Los más frecuentes son los del segundo arco branquial y suelen encontrarse en la parte lateral del cuello. Ecográficamente suelen ser estructuras anecoicas en las que se puede encontrar un patrón granular moderadamente ecogénico en su interior secundario a detritus en el interior del quiste. No presentan vascularización mediante el estudio Doppler color⁵.