No es cierto, se observa un movimiento anormal de los tendones peroneos.

La mayoría de los esguinces de tobillo ocurren en niños mayores, ya que los más pequeños presentan una gran laxitud ligamentosa. En niños menores, son más frecuentes las epifisiolisis. Según la inestabilidad que provoque la lesión, los esguinces de tobillo se dividen en tres grados: I) distensión de fibras sin rotura ni inestabilidad; II) rotura parcial con discreta inestabilidad; III) rotura completa con inestabilidad franca. Respecto al diagnóstico, es imprescindible la exploración física para localizar el dolor y valorar la inflamación y función. Hay que palpar a punta de dedo los puntos óseos (maléolo interno y externo, fisis de tibia y peroné, base de 5.º metatarsiano) y ligamentosos (ligamento lateral externo, ligamento deltoideo, sindesmosis) y comprobar cuáles de ellos son dolorosos, para diferenciar entre las epifisiolisis y las lesiones ligamentosas. Nuestra paciente no presentaba dolor a la palpación en ninguna localización. Las radiografías son útiles para descartar otras patologías: epifisiolisis, fracturas, lesiones osteocondrales de astrágalo o la avulsión o fractura de la base del 5.º metatarsiano. El tratamiento es conservador y se basa en el grado de inflamación e impotencia funcional¹.

La subluxación del tendón peroneo es una causa poco común de dolor e inestabilidad lateral del tobillo. Generalmente ocurre como resultado de una lesión en el retináculo peroneo superior (SPR, por sus siglas en inglés), por una avulsión del SPR de su inserción peronea. El mecanismo de lesión suele ser una dorsiflexión forzada repentina, que produce una tensión agresiva de los tendones peroneos, combinada con una eversión forzada del retropié².

Generalmente producen dolor lateral del tobillo e incapacidad para realizar actividad física. Suele pasar inadvertida en periodo agudo, por lo que el diagnóstico generalmente se realiza en el periodo crónico³.

La prueba de Kleiger puede ayudar a distinguir entre una subluxación del tendón peroneo y una tendinopatía, y se realiza estabilizando la parte inferior de la pierna por encima del tobillo con una mano mientras la otra realiza la dorsiflexión y la rotación externa del tobillo. La prueba sugiere una subluxación si el tendón pasa sobre el maléolo lateral. Nuestra paciente es capaz de reproducir el mecanismo y se observa cómo el tendón se moviliza sobre el maléolo⁴.

Las radiografías simples, la ecografía y la resonancia magnética son útiles para obtener imágenes y planificar la cirugía. El tratamiento es quirúrgico, con altas tasas de éxito².

La tendinitis peronea generalmente se asocia a una rehabilitación incompleta de los esguinces laterales de tobillo, aunque también puede ser causada por una actividad repetitiva o prolongada. Como manifestaciones clínicas se pueden observar dolor, hinchazón y calor en la región de los tendones peroneos. El dolor empeora con la inversión pasiva con flexión plantar o la eversión activa con dorsiflexión del pie. El diagnóstico de tendinitis generalmente se puede realizar mediante la anamnesis y la exploración física, sin necesidad de imágenes avanzadas. Nuestra paciente no refería dolor a la palpación en ninguna localización⁵.