Respuesta correcta. La queratoconjuntivitis vernal (QCV) ocurre con mayor frecuencia en niños que viven en climas cálidos y secos subtropicales, como el Mediterráneo, Oriente Medio, África central y occidental, América del Sur, y países asiáticos, como Japón, Tailandia y la India3.
La forma límbica de QCV se observa con mayor frecuencia en personas de piel oscura, como es nuestro caso. La gravedad puede ser asimétrica, a pesar de que la participación es típicamente bilateral (figura 1). Clínicamente los pacientes presentan un prurito conjuntival y palpebral intenso con sensación de cuerpo extraño, quemazón, visión borrosa, fotofobia marcada que puede determinar un blefaroespasmo. El examen clínico permite a su vez dividir dos formas: una forma palpebral y una forma límbica. La forma palpebral afecta la conjuntiva tarsal, caracterizándose por una hipertrofia muy marcada de las papilas conjuntivales adoptando la conjuntiva un aspecto adoquinado muy específico. Se observa evertiendo el párpado superior ya que en el párpado inferior las lesiones son mínimas. La forma límbica afecta al limbo del ojo, que es la fina frontera entre córnea y esclerótica. Se caracteriza por la presencia de masas gelatinosas amarillo-grisáceas que se localizan a nivel de la unión esclerocorneal (figura 1). Al examen con la lámpara de hendidura aparecen puntos blancos, (puntos de Trantus), que corresponden a acúmulos de eosinófilos. Otros signos de la córnea, que también pueden ser de vital importancia para la visión, incluyen neovascularización superficial periférica, afectación del epitelio de la córnea, cicatrices subepitelial, y formación de placas secundarias a la acumulación de restos inflamatorios y úlceras que se encuentran generalmente en la mitad superior del eje visual. Después de la resolución, el área ulcerada deja una cicatriz en forma de anillo. La pérdida de visión en QCV es rara, pero puede aparecer ambliopía debido a la cicatrización de la córnea y la neovascularización asociada. Los mecanismos patogénicos exactos de QCV no están completamente aclarados. Parecen estar involucrados la inmunoglobulina E (IgE), una hipersensibilidad mediada por linfocitos T (Th2) y otros mecanismos que incluyen la inmunoglobulina G, los basófilos y otros de respuesta retardada. El tratamiento para la queratoconjuntivitis vernal (VKC) es a largo plazo y requiere seguimiento continuado. El enfoque de tratamiento incluye tratamientos farmacológicos y no farmacológicos. Los antihistamínicos tópicos y estabilizadores de los mastocitos son terapias farmacológicas de primera línea. El tratamiento con corticosteroides tópicos debe ser dirigido por un oftalmólogo. Los pacientes que no responden a estas terapias pueden beneficiarse de una evaluación alergológica para una potencial inmunoterapia. Otros medicamentos que pueden ser eficaces en algunos pacientes incluyen los inhibidores de la calcineurina, fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), y antihistamínicos orales.