Artículo original: Sen ES, Ramanan AV. New age of biological therapies in paediatric rheumatology. Arch Dis Child. 2014; 99:679-85. |
Revisión narrativa que resume la evidencia obtenida de ensayos clínicos recientes que evalúan el uso de terapias biológicas en las principales enfermedades reumáticas pediátricas: artritis idiopática juvenil (AIJ), dermatomiositis juvenil (DMJ) y lupus eritematoso sistémico juvenil (LES). Además, describe las nuevas líneas de investigación en este campo que podrían seguir aumentando nuestro arsenal terapéutico en los próximos años.
En el caso de la AIJ, los avances más recientes se han producido en AIJ sistémica, considerada actualmente una enfermedad autoinflamatoria, en la que los fármacos biológicos bloqueantes de interleucina 1 (IL-1), anakinra y canakinumab, así como los bloqueantes de interleucina 6 (IL-6), tocilizumab, han demostrado su eficacia. En lupus eritematoso sistémico y dermatomiositis, la evidencia con el uso de biológicos es mucho más limitada, siendo rituximab el único que ha demostrado utilidad en determinados casos refractarios.
Los fármacos biológicos son proteínas, generalmente anticuerpos, generados en un sistema biológico y no mediante síntesis química. Actúan mediante el bloqueo de determinados mediadores inflamatorios e interacciones celulares reguladoras de la inflamación. En los últimos 15 años, las indicaciones de estos medicamentos se han multiplicado, utilizándose, en general, en patología autoinmune o autoinflamatoria, y revolucionando así la Reumatología Pediátrica.
Se ha comprobado que la fisiopatología y respuesta al tratamiento de la AIJ sistémica (AIJs) es diferente respecto al resto de subtipos de AIJ, considerándose actualmente una enfermedad autoinflamatoria. Como tal, muestra escasa respuesta a anti-TNF α, mientras que los fármacos anti-IL-1 y anti-IL-6 han resultado útiles. Tanto anakinra, que se administra vía subcutánea cada 24 horas, como canakinumab, que se administra vía subcutánea una vez al mes, ambos anti-IL-1, han demostrado su eficacia. Además, disponemos de tocilizumab, anticuerpo anti-IL-6 que obtuvo buena tasa de remisión en AIJs en varios ensayos clínicos y que se administra vía intravenosa cada dos semanas.
En el resto de subtipos de AIJ (especialmente AIJ poliarticular) existe una amplia experiencia con el uso de terapias anti-TNF α, sobre todo etanercept y adalimumab, de administración subcutánea, e infliximab, cuyo uso ha disminuido debido a la necesidad de vía intravenosa. Los avances en esta línea se están produciendo en conseguir nuevos agentes anti-TNF-α (golimumab, certolizumab) con pautas posológicas más cómodas, nuevas vías de administración de productos ya conocidos (abatacept-proteína de fusión frente a CTLA4) y fármacos con nuevos mecanismos de acción nunca utilizados como tofacitinib (inhibidor de la tirosin-cinasa).
La evidencia para el uso de terapias biológicas en dermatomiositis (DMJ) es actualmente mucho más limitada. Aunque se describe buena evolución en una serie de DMJ con calcinosis tratados con infliximab, sin embargo, a nivel biológico, hay razones para pensar que los anti-TNF podrían no ser efectivos. Rituximab (anticuerpo anti-CD20) sí se ha mostrado eficaz en un ensayo que incluye niños.
En el caso del LES, los corticoides y los fármacos modificadores de la enfermedad (hidroxicloroquina, azatioprina y micofenolato) siguen siendo la primera línea de tratamiento. Aunque actualmente hay varios ensayos en marcha con nuevos agentes como belimumab, hasta el momento solo se ha usado rituximab para casos refractarios en niños.
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