El síndrome febril prolongado de origen desconocido se define como: temperatura corporal de al menos 38,1 °C registrada al menos una vez al día durante al menos 14 días consecutivos.
La causa suele ser desconocida, pero en el caso de encontrar una etiología, la causa más frecuente es la infecciosa.
Hay que hacer diagnóstico diferencial entre patología infecciosa (tuberculosis, hepatitis, tularemia, virus de la inmunodeficiencia humana [VIH], Mycoplasma…), neoplásica (tumores sólidos y hematológicos), inflamatoria (artritis idiopática juvenil, lupus eritematoso sistémico, fiebre reumática, vasculitis…) y miscelánea (fiebre facticia, fármacos, hipertiroidismo, síndrome de Munchausen…).
Lo más importante para llevar a cabo un correcto estudio etiológico es realizar una anamnesis y exploración física minuciosas, y en función de los hallazgos y la sospecha clínica, se realizarán pruebas complementarias.
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