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Radiografía AP en niña de siete años

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Lectura sistemática de la radiografía de tórax

Es recomendable ser metódicos en la evaluación de la radiografía de tórax. Debido a que la radiografía suele realizarse para examinar el parénquima pulmonar, sugerimos comenzar por revisar el resto de estructuras, como la pared torácica, la vía aérea y los hilios pulmonares, sin dejar de observar el cuello y el hemiabdomen superior incluidos en la placa2,3:

  • Pared torácica: debemos buscar fracturas, malformaciones u otras lesiones óseas destructivas que puedan ser indicadoras de patología como osteomielitis o tumores óseos. No hay que olvidarnos de los tejidos blandos: piel, grasa y músculo.
  • Vía aérea: identificaremos la posición de la tráquea, habitualmente en línea media discretamente a la derecha del mediastino por el desplazamiento del arco aórtico. Una anomalía en su posición puede indicar una masa torácica o patología vascular.
  • Hilios pulmonares: valorar la presencia de adenopatías.
  • Mediastino: valorar el tamaño y la morfología cardiacos y de grandes vasos. El timo es la glándula situada en el mediastino anterior habitualmente visible en niños menores de dos años. Los signos que nos ayudan a identificarlo y sus variantes anatómicas se tratarán más adelante en el curso.
  • Parénquima pulmonar: como norma general, tenemos que evaluar las asimetrías, densidades focales o difusas y determinados patrones radiológicos que iremos viendo en el transcurso del curso.
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