Respuesta correcta. Los angiofibromas son tumores fibroblásticos faciales que si se presentan en un número igual o mayor a tres, como en nuestra paciente, suponen criterio mayor diagnóstico de la esclerosis tuberosa1, un síndrome neurocutáneo formador de tumores en piel, sistema nervioso central, corazón y riñón y que en la gran mayoría de los pacientes la enfermedad asocia epilepsia, típicamente espasmos infantiles2.
Los tumores en la esclerosis tuberosa se producen por alteración en los genes supresores de tumores STC1 y STC2 con herencia autosómica dominante, pero con un 80% de mutaciones de novo y una penetrancia muy variable3.
Dicha alteración activa la vía de crecimiento mTOR y por ende son útiles en el tratamiento de los tumores los bloqueantes de dicha vía: como el sirolimus, disponible en formulación tópica para el tratamiento de los angiofibromas4.
Las lesiones no tienden a la resolución espontánea y recientemente se ha demostrado que la radiación solar desencadena un empeoramiento y nuevas mutaciones en el angiofibroma5.
En la resonancia magnética aplicada a esta paciente se apreció una formación quística subcortical en lóbulo temporal derecho, que en principio no se corresponde con un hallazgo típico de esclerosis tuberosa. En la ecocardiografía se filió una imagen hiperecogénica en tabique interventricular compatible con rabdomioma cardiaco, típico de esta enfermedad. No fue necesaria la confirmación histológica de los hallazgos cutáneos.