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Puntos clave

  • El parámetro más efectivo para valorar el grado de deshidratación que presenta un paciente pediátrico es el porcentaje de pérdida de peso respecto al peso más reciente, conociéndose este con seguridad. Si no disponemos de un peso reciente y fiable, nos basaremos en los signos clínicos para calcular aproximadamente el porcentaje de deshidratación.
  • Con las evidencias actuales, la propuesta de Holliday y Segar, de composición iónica de los fluidos intravenosos de mantenimiento ha quedado obsoleta. Deben abandonarse los sueros glucosalinos al 0,20% (1/5) y al 0,33% (1/3) y pasar a utilizarse el glucosalino al 0,9%.
  • La hiponatremia dilucional es en parte de origen iatrogénico, por la utilización de unos fluidos hipotónicos. Esta puede provocar manifestaciones neurológicas en forma de la conocida encefalopatía hiponatrémica, la cual es una urgencia médica que requiere una actuación rápida y efectiva.
  • El protocolo de actuación ante una encefalopatía hiponatrémica es la utilización de un bolo intravenoso de suero salino hipertónico (SSH) al 3% con la siguiente pauta: 2 ml/kg/dosis, máximo 100 ml, a infundir en diez minutos.
  • Con objeto de evitar la temida mielinolisis pontina, el ascenso del Na en plasma ante una encefalopatía hiponatrémica no debe superar los 5-6 mEq/l en las primeras dos horas tras el bolo de corrección intravenosa.
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