Es una herramienta fundamental para el diagnóstico de un importante número de patologías digestivas (localización de sangrados intestinales, estudio de procesos inflamatorios o tumorales), además de que constituye una herramienta terapéutica. Permite la observación directa de la luz del tubo digestivo, la mucosa y la toma dirigida de biopsias. En el caso del RGE permite obtener con mayor fiabilidad información sobre los efectos lesivos en la mucosa‚ pero más difícilmente puede establecer su diagnóstico cuando no se constatan sus consecuencias‚ pues hay que recordar que puede existir enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) sin esofagitis y que la mucosa endoscópicamente normal no excluye la presencia de reflujo gastroesofágico (RGE). Al ser una técnica invasiva‚ se reservará para más adelante.

Es una técnica fundamental para el estudio de la función contráctil del esófago y el diagnóstico de procesos que causan una alteración en su motilidad normal (disfunciones cricofaríngeas, acalasia y espasmos esofágicos). En el caso del RGE, tiene escaso valor diagnóstico como único método pues no informa de la presencia‚ sino de la probabilidad de RGE.

Entre las ventajas de la TC encontramos que es una técnica muy rápida, con buen detalle de la anatomía. Sin embargo‚ supone una exposición a radiación elevada por lo que no se considera prueba de elección de inicio en el estudio de patología toraco-abdominal. Además‚ pensando en el RGE no tiene papel diagnóstico.

Las alteraciones digestivas constituyen la principal causa de hipo destacando por su mayor frecuencia la etiología esofágica‚ sobre todo el RGE. Este ha sido descrito en la literatura médica como desencadenante de más del 50% de los casos de hipo en adultos. Será, por tanto‚ la siguiente patología que descartar.