Artículo original: Purssell E, While AE. Does the use of antipyretics in children who have acute infections prolong febrile illness? A systematic review and meta-analysis. J Pediatr. 2013;163:822-7. |
Revisión sistemática y metanálisis de la bibliografía sobre el efecto de los medicamentos antitérmicos en la recuperación de las enfermedades infecciosas en niños. Se revisaron artículos publicados en Medline desde 1946 hasta el 1 de noviembre de 2012 y en EMBASE desde 1980 hasta el 1 de noviembre de 2012, identificando aquellos en los que se comparara el uso de medicación antitérmica con tratamientos no farmacológicos de la fiebre. Se identificaron seis artículos, de los cuales cinco fueron incluidos en el metanálisis. Tres estudios estaban limitados al paludismo y los otros tres a infecciones víricas de vía respiratoria alta y varicela. La diferencia de medias agrupadas en el tiempo de desaparición de la fiebre fue de 4,16 horas y fue más rápida en aquellos que recibieron antipiréticos en comparación con los que no. De estos estudios se desprende que no hay evidencias de que el uso de antitérmicos retrase la resolución de la fiebre en niños.
La fiebre es un mecanismo de defensa universal ante las infecciones en los individuos homeotermos. Esta reacción inflamatoria, mediada por prostaglandinas, forma parte del sistema inmunitario y está exquisitamente controlada por el hipotálamo anterior.
A lo largo de la historia, cuando no se conocía el origen de las infecciones, la fiebre se ha identificado como responsable de situaciones letales o de secuelas irreversibles de carácter limitante, al ser un signo clínico de fácil identificación. La lucha contra la fiebre se ha asociado erróneamente como parte del tratamiento contra la enfermedad, bien por medios físicos o farmacológicos. Este temor infundado a la fiebre ha generado entre algunos profesionales y en muchas familias lo que se ha denominado "fiebrefobia"1.
Se ha recomendado el tratamiento antipirético para reducir el riesgo de convulsión febril, pero esta recomendación no tiene soporte científico que la avale2.
El metanálisis valorado tiene limitaciones metodológicas, como que dos de los cinco estudios no fueran doble ciego y tres compararan los antipiréticos con medios físicos como baños y ventilación, y no con placebo. El peso relativo de los estudios era muy dispar, siempre con uno de ellos con un peso mayor del 88%. Además, los estudios corresponden a poblaciones heterogéneas, con patologías como el paludismo y procesos febriles no bacterianos. Por tanto, estos datos no parecen ser de mucha utilidad en nuestro medio.
Los medicamentos antipiréticos como el ácido acetilsalicílico y el ibuprofeno actúan mediante inhibición de la enzima ciclooxigenasa (COX). No está totalmente esclarecido el mecanismo antitérmico del paracetamol. La aspirina dejó de emplearse en Pediatría en los años 80 por la posible vinculación con el síndrome de Reye.
El uso alternante de paracetamol e ibuprofeno se recomienda únicamente como estrategia analgésica en un contexto febril cuando fracasa uno de ellos4.
Es necesario que las familias dispongan de recursos que faciliten el cuidado y vigilancia al niño febril, especialmente a los de menos edad4,5.
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