El tratamiento de la depresión en la infancia y adolescencia debe de tener en cuenta las necesidades, inquietudes, preferencias y particularidades de los afectados y sus familias, e incluir su participación en la toma de decisiones al respecto.
El manejo terapéutico debería incluir siempre cuidados de buena práctica clínica, entendiendo como tales:
La elección del tratamiento depende del nivel de gravedad del episodio depresivo (leve, moderado o grave), y está adicionalmente influenciada por otros aspectos como la presencia de factores de riesgo o comorbilidades importantes, o la existencia de ideas o conductas autolesivas.
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