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Puntos clave

  • La depresión en la población infanto-juvenil es frecuente, especialmente entre los adolescentes, y la mayoría de las veces no es diagnosticada.
  • Es un factor de riesgo importante de suicidio, que en España es la segunda causa de muerte en el grupo de edad de 15 a 19 años.
  • Su etiología es multifactorial, con factores que predisponen a su aparición y otros que pueden desencadenarla o predisponer a su mantenimiento.
  • En esta población las quejas somáticas, la irritabilidad o los problemas de conducta, son en ocasiones síntomas de presentación más aparentes que la tristeza.
  • Su diagnóstico se basa en la entrevista clínica con el paciente y sus padres, sin que ninguna prueba o cuestionario por sí solos permitan realizar un diagnóstico individual.
  • Es necesario descartar que la sintomatología depresiva sea resultado de otras enfermedades médicas, fármacos o el consumo de sustancias.
  • La depresión leve puede manejarse en Atención Primaria si no hay ideas o conductas autolíticas, factores de riesgo o comorbilidades que aconsejen su derivación.
  • En la depresión leve no se recomienda de inicio tratamiento farmacológico.
  • La depresión moderada y grave debe derivarse a un servicio especializado en salud mental de niños y adolescentes.
  • Las modalidades de psicoterapia con evidencias más claras de eficacia en esta población son la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia interpersonal (TIP).
  • Los únicos antidepresivos recomendados para el tratamiento farmacológico inicial son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
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