Artículo original:
Bruni O, Sette S, Angriman M, Baumgartner E, Selvaggini L, Belli C, et al. Clinically oriented subtyping of chronic insomnia of childhood. J Pediatr. 2018;196:194-200.e1.
Mediante una encuesta estructurada a familias de 338 niños remitidos a una Unidad de Sueño por insomnio resistente a tratamiento conductual, los autores definen tres tipos fisiopatológicos de insomnio infantil: un primer tipo (17% de los pacientes) que se manifiesta con dificultades para dormirse, inquietud durante la latencia de sueño, sueño intranquilo y antecedentes familiares de anemia y síndrome de piernas inquietas, relacionado por los autores con alteraciones dopaminérgicas; un segundo tipo (21%) con despertar precoz asociado a historia familiar de insomnio y depresión y que los autores relacionan con disfunción serotoninérgica, y un tercero (62%) con dificultades de inicio sin inquietud y múltiples despertares asociado en ocasiones a intolerancias alimenticias o procesos alérgicos en el niño o su familia que podría estar relacionado según los autores con una disfunción histaminérgica. Esta clasificación fisiopatológica permitiría, por primera vez, un enfoque terapéutico fisiopatológico en el que la herencia juega un importante papel.
El insomnio infantil se define como una dificultad persistente para iniciar o mantener el sueño o su calidad, a pesar de unas condiciones ambientales que lo facilitan y que ocasiona alteraciones en el niño o su familia (ICSD-3). La clasificación de insomnio por asociaciones indebidas, por ausencia de límites o por ambos conceptos en ocasiones no ayuda a la hora de establecer un correcto diagnóstico y un tratamiento adecuado. Esta ausencia de una sintomatología específica basada en una clasificación clara dificulta el diagnóstico. A pesar de ello, los datos referenciados indican que lo padecen entre el 25 y el 50% de los preescolares, el 37% de los niños de 4 a 10 años y alrededor del 40% de los adolescentes.
La herencia puede explicar el 30,8% de la varianza de la duración del sueño nocturno, el 36,3% de la duración del sueño diurno y el 35,3% de los despertares nocturnos.
Se ha descrito la presencia de un fenotipo vulnerable al insomnio, de manera que la historia familiar es un factor predictor de insomnio: hasta un 35% de los pacientes con insomnio tienen un familiar de primer grado (generalmente la madre) afectado. Sin embargo, no se deben olvidar los factores epigenéticos, entre los que destacan los factores perinatales.
El insomnio infantil es consecuencia de factores genéticos, epigenéticos y conductuales con una fisiopatología compleja; la falta de respuesta no debe ser interpretada únicamente como una actitud negativa de la familia a aplicar las medidas conductuales; los factores genéticos y etiológicos pueden condicionar la evolución del insomnio.
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