A su ingreso se adopta actitud expectante y se inicia estudio ampliado. Ante el empeoramiento de la clínica neurológica a las 48 horas de ingreso (se hace más patente la imposibilidad de cierre palpebral y aumenta la sensación de inestabilidad y mareo, incluso en reposo) se decide iniciar tratamiento con metilprednisolona intravenosa con la sospecha de una enfermedad desmielinizante aguda.
Mejoran progresivamente los síntomas, sobre todo la inestabilidad y la dismetría. Cesa la sensación de mareo y la cefalea, aunque persiste la diplopia a expensas de paresia del VI par bilateral y más leve del VII.
La exploración neurológica durante los últimos días de ingreso permanece estable, sin fluctuaciones.
Se realiza una nueva imagen de RM medular y cerebral, en la que se comprueba la estabilidad de las lesiones halladas inicialmente.
Es dada de alta de la planta de hospitalización, continuando con tratamiento corticoideo por vía oral y siguiendo controles posteriores en la consulta de Neuropediatría.
Continúa seguimiento ambulatorio y se inicia pauta descendente de corticoterapia. No aparece nueva clínica neurológica.
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