Artículo original:
Wozniak JR, Riley EP, Charness ME. Clinical presentation, diagnosis, and management of fetal alcohol spectrum disorder. Lancet Neurol. 2019;31:30150-4.
En esta revisión narrativa realizada por autores norteamericanos, se hace una puesta al día sobre el trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF) (manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento). Para ello, los autores revisan los artículos en inglés publicados en PubMed y en la Cochrane Library desde enero de 2013 a diciembre de 2018 sobre dicho tema. Añaden además otras publicaciones de autores reconocidos en la materia y libros editados en los últimos años sobre el TEAF.
Los autores recogen los datos más importantes sobre la prevalencia del TEAF destacando su variabilidad según los diferentes países. También, la dificultad para su diagnóstico al no existir uniformidad entre los diferentes sistemas de criterios diagnósticos. Resumen los hallazgos más importantes en las pruebas de neuroimagen y finalmente unos breves apuntes sobre tratamientos nutricionales y neuroconductuales de este trastorno.
Existen cuatro categorías: síndrome alcohólico fetal, síndrome alcohólico fetal parcial, trastorno del neurodesarrollo relacionado con el alcohol y malformaciones congénitas o defectos fetales relacionados con el alcohol.
Es del 0,77% a nivel mundial, pero esta prevalencia varía mucho dependiendo de los países o regiones donde se determine, del tipo de método epidemiológico utilizado y de los criterios diagnósticos. El intervalo en que se mueve es muy amplio: 0,01 a 11,1%. Como ejemplos: en EE.UU. oscila la prevalencia del TEAF entre el 1,1% y el 5% y en Italia está en torno a un 4,7%.
En un metanálisis de 24 estudios (1416 niños), la prevalencia del síndrome alcohólico fetal (la forma más grave del TEAF) fue de 0,15%.
Las fisuras palpebrales pequeñas, filtrum liso y labio superior fino. Menos frecuentes serían: epicanto, ptosis, surco en forma de doble carril en pabellones auriculares, nariz respingona, microcefalia e hipoplasia de la parte media de la cara.
Es frecuente la afectación del gusto y el olfato. Puede existir también alteraciones oculares por acción directa del alcohol sobre la retina e indirectamente por afectación de la corteza visual. No es rara la afectación auditiva y del lenguaje.
La afectación neuropsicológica puede ir desde déficits cognitivos específicos con alteración de la atención, de las funciones ejecutivas, memoria y de la coordinación visuomotora, hasta una deficiencia cognitiva profunda. Los problemas neuropsicológicos referidos pueden estar presentes incluso sin la presencia de dismorfias, es lo que se denomina “trastorno del neurodesarrollo relacionado con el alcohol”.
Pueden existir también hiperactividad, impulsividad, agresividad y pobres habilidades sociales.
No. Estudios con grandes poblaciones han demostrado que no existe una relación entre ambos trastornos. Sin embargo, sí existe una mayor prevalencia de epilepsia en los niños con TEAF, alrededor de un 5,9% frente al 0,5% de la población general.
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