Respuesta correcta. El quiste óseo aneurismático es una lesión ósea benigna poco frecuente (1% de los tumores óseos benignos) que puede presentarse con una amplia e inespecífica variabilidad clínica. Su localización más habitual es la metáfisis de los huesos largos, sobre todo a nivel del tercio proximal de húmero o la región proximal del fémur. También puede aparecer en la diáfisis de huesos largos, huesos planos, tubulares cortos e incluso en la columna2. Al ser asintomático en la gran mayoría de los casos, su diagnóstico radiológico suele ser un hallazgo casual o a partir de una fractura patológica3, tal y cómo ocurrió en el caso que presentamos.
Su diagnóstico se basa en sus características radiológicas, presentándose como una lesión multiquística, expansiva y excéntrica, con reacción perióstica, con un patrón geográfico de destrucción ósea y trabeculaciones en su interior. Aunque en general las radiografías son suficientes para evaluar la lesión, otras técnicas como la tomografía computarizada, la gammagrafía y la resonancia magnética pueden ayudar en el diagnóstico, en casos de duda diagnóstica2.
Existen diferentes opciones terapéuticas, que incluyen la inyección de corticoides intralesionales, curetaje, resección en bloque con reconstrucción o embolización4.
En la imagen radiológica que presentamos, efectivamente, se puede apreciar una fractura a nivel de la metáfisis humeral, que asienta sobre un hueso con una lesión lítica, excéntrica, expansiva, con una fina periferia bien definida de periostio que semeja una cáscara de huevo, y múltiples septos internos, por lo cual primera opción diagnóstica es la de un quiste óseo aneurismático. Como diagnóstico diferencial, podríamos plantearnos un encondroma o una displasia fibrosa. Tras el diagnóstico en Urgencias de nuestro paciente, se inmovilizó con férula y se citó en consultas de Traumatología infantil. Tras la resolución de la fractura metafisaria proximal del húmero (figura 2), se programó una intervención quirúrgica para resección de la lesión quística e inyección de corticoides intralesionales (figura 3). En la biopsia realizada no se observaron células malignas. Actualmente el paciente está asintomático, sin presentar ninguna afectación en la movilidad de dicha articulación.
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Figura 2. Resolución de la fractura y persistencia del quiste óseo.
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Figura 3. Aspecto de la porción proximal del húmero tras la resección de la lesión quística e inyección de corticoides intralesionales.