Con el tiempo, los episodios tienden a disminuir en frecuencia e intensidad.
Los pacientes tienen más riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos, principalmente del estado de ánimo y ansiedad.
El manejo es sobre todo de soporte. El tratamiento no farmacológico se basa en la educación de las familias y cuidadores, así como en proporcionar un entorno adecuado para los pacientes durante los episodios. Para tratar de disminuir los episodios, entre otros, se aconseja no consumir alcohol o mantener una higiene del sueño adecuada.
Con respecto al tratamiento farmacológico, la profilaxis con litio puede reducir la frecuencia y duración de los episodios en algunos pacientes con episodios frecuentes. En episodios prolongados (>30 días) puede realizarse un ensayo terapéutico con glucocorticoides a dosis altas.
Aunque con eficacia limitada, durante los episodios se pueden emplear estimulantes como el metilfenidato o modafinilo que, sin embargo, no influyen en la sintomatología cognitiva y conductual.