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Artículo original:

Halken S, Muraro A, de Silva D, Khaleva E, Angier E, Arasi S, et al. EAACI guideline: Preventing the development of food allergy in infants and young children (2020 update). Pediatr Allergy Immunol. 2021 [en prensa].

RESUMEN

Guía clínica de la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica para la prevención del desarrollo de alergias alimentarias en lactantes y niños pequeños. Formula recomendaciones para prevenir la alergia alimentaria mediada por IgE en lactantes (<1 año) y niños pequeños (<5 años), independientemente del riesgo individual de padecer alergia. Entre estas recomendaciones destacan:

  • La introducción del huevo cocido y el cacahuete entre los 4 y los 6 meses de edad, este último solo en países con alta prevalencia de alergia al cacahuete.
  • Evitar el uso de fórmulas con proteína entera de leche de vaca como suplemento a la lactancia materna en la primera semana de vida.
  • Evitar usar fórmulas de soja en los primeros 6 meses de vida, así como la vacunación con bacilo de Calmette-Guérin (BCG) para prevenir alergias.
  • No evitar alimentos potencialmente alergénicos durante el embarazo y la lactancia.

Esta guía no hace recomendaciones sobre el uso de suplementos vitamínicos, aceite de pescado, prebióticos, probióticos o simbióticos en el embarazo, lactancia o infancia; tampoco sobre el uso de fórmulas hidrolizadas o fórmulas con proteína de leche de vaca después de la primera semana de vida o el uso de emolientes cutáneos.

PERLAS CLÍNICAS

  1. ¿Cuáles son las novedades principales con respecto a la guía de 2014?

La introducción del huevo cocido (no crudo ni crudo pasteurizado) y el cacahuete como parte de la alimentación complementaria para prevenir alergia a los mismos (evidencia moderada). Se propone la introducción del huevo entre los 4 y los 6 meses de edad, de acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en cantidad de medio huevo o un huevo pequeño 2 veces por semana.

En cuanto al cacahuete, la recomendación solo es válida para países con alta prevalencia de alergia al mismo. Su introducción se recomienda entre los 4 y los 6 meses de edad.

Evitar, en niños alimentados con lactancia materna, la suplementación con fórmula con proteína de leche de vaca durante la primera semana de vida (evidencia baja). En los casos en los que se precise suplemento en este periodo de tiempo se propone hacerlo con leche materna donada, fórmula hidrolizada o fórmula elemental.

  1. ¿Existen pruebas de que la lactancia materna prevenga la aparición de alergias?

Aunque no existen recomendaciones a favor o en contra de que la alimentación con lactancia materna ayude en la prevención de alergias, debido a sus altos beneficios para lactantes y madres, se debe recomendar siempre que sea posible.

Siguiendo las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda mantener la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, pudiendo continuar hasta los 2 años.

  1. ¿Hay pruebas para recomendar cambios dietéticos durante la lactancia para prevenir alergias alimentarias?

No se ha demostrado que se reduzca la prevalencia de alergias alimentarias cuando las mujeres evitan ciertos alimentos potencialmente alergénicos durante el embarazo o la lactancia. De hecho, la restricción dietética puede ser perjudicial tanto para la madre como para el niño ya que puede causar déficits nutricionales.

  1. En el caso de que necesite un sustituto a la lactancia materna, ¿qué leche es la más indicada?

Tras superar la primera semana de vida, en la que no se recomiendan fórmulas basadas en proteína de leche de vaca ya que podrían aumentar el riesgo de alergia, no hay contraindicación ni mayor riesgo de alergia si se utiliza este tipo de fórmula. El uso de fórmulas extensamente hidrolizadas no parece reducir el riesgo de padecer alergia.

En cuanto a las fórmulas de soja, se desaconseja su administración en los 6 primeros meses de vida ya que contiene alto contenido en fitatos, aluminio y fitoestrógenos.

APUNTE METODOLÓGICO

Los autores elaboran una pregunta de investigación que utilizan para realizar una revisión sistemática y una lectura crítica de los trabajos recuperados, añadiendo 6 estudios adicionales a la revision previa de 2014, hasta un total de 41 ensayos aleatorizados. No fue posible realizar metaanálisis debido a la heterogeneidad de los estudios primarios de la revision.

A continuación, realizan una serie de recomendaciones a favor o en contra de las intervenciones que consideran de interés, utilizando el sistema Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation (GRADE) para evaluar la calidad de las pruebas que respaldan cada recomendación según 4 categorías: calidad alta, moderada, baja y muy baja. Además, para cada una se estableció la fuerza de la recomendación, que podía ser fuerte (cuando había pruebas a favor o en contra) o condicional (cuando no había pruebas suficientes para generalizar la recomendación).

EN PERSPECTIVA

  1. Las reacciones alérgicas pueden suponer un riesgo para la salud y la calidad de vida de los pacientes, así como un coste sociosanitario significativo. La prevalencia de alergia alimentaria es alta, siendo en países desarrollados, de una de cada 10 personas1.
  2. Esta guía, actualización de la previa de 20142, aporta recomendaciones basadas en la evidencia para prevenir el desarrollo de alergias alimentarias mediadas por IgE independientemente del riesgo individual de padecer alergia.
  3. Las novedades principales son evitar el uso de fórmulas con proteína de leche de vaca en la primera semana de vida e introducir el huevo cocido y el cacahuete como parte de la alimentación complementaria a la edad adecuada. Estas recomendaciones son simples y requieren unos recursos y un coste mínimo para su implementación.
  4. Las recomendaciones aportadas por esta guía se ajustan a las recomendaciones indicadas por la OMS3 en cuanto a fomentar la lactancia materna (exclusiva hasta los 6 meses y mantenerla hasta los 2 años). Aunque, de acuerdo con la EFSA, la alimentación complementaria se podría iniciar entre los 4 y los 6 meses sin suponer un impacto negativo sobre la lactancia materna4, 5.

BIBLIOGRAFÍA

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