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Diagnóstico definitivo

En nuestro paciente se mantiene el tratamiento con adalimumab con evolución favorable (asintomático y con controles analíticos normales). Pero a los 4 meses del último brote de colitis ulcerosa y pancreatitis, inicia deposiciones líquidas con restos hemáticos. Se intenta controlar la clínica digestiva con mesalazina, administrándose en esta ocasión solo vía rectal, con mejoría parcial. Se intensifica el tratamiento con adalimumab (administración semanal), mejorando así la consistencia de las deposiciones y reduciéndose la hematoquecia.

Aproximadamente al mes de reintroducirse la mesalazina, presenta un nuevo episodio de pancreatitis aguda, iniciando dolor abdominal epigástrico y en ambos hipocondrios, así como vómitos. La correlación analítica es clara, con elevación marcada de la amilasa así como evidencia radiológica (se realiza colangioRM).

De nuevo, en el estudio de autoinmunidad no se detectan marcadores específicos pancreáticos y parece existir una correlación franca entre la dosificación de mesalazina y los episodios de pancreatitis.

Se suspende completamente el tratamiento con mesalazina, no presentando el paciente ningún nuevo episodio de pancreatitis aguda. Aunque solo la evolución a largo plazo permitirá confirmar de forma definitiva la etiología de la pancreatitis, consideramos que el diagnóstico más probable en este caso es el de pancreatitis aguda en relación con mesalazina (sin que pueda descartarse completamente la etiología autoinmune).

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