Respuesta correcta. Ante un paciente que presenta una clínica de enfermedad por reflujo gastroesofágico y tiene una o varias malformaciones congénitas, es obligatorio descartar la existencia de una anomalía en el desarrollo del tubo digestivo. Para ello, la prueba de mayor rendimiento diagnóstico es el tránsito intestinal (figura 2), ya que permite detectar atresias, estenosis, duplicaciones intestinales comunicantes y malrotaciones intestinales.
Fig 2. Secuencia de tránsito intestinal que muestra una posición anómala de la unión duodenoyeyunal; puede observarse cómo todo el duodeno y el yeyuno se sitúan en el hemiabdomen derecho y el íleon en el izquierdo, imágenes que sugieren la existencia de una malrotación intestinal.
La malrotación intestinal es el resultado de anomalías en los procesos de rotación y fijación que en condiciones normales debe efectuar el intestino medio en su desarrollo embrionario1. Su característica principal es la posición anómala de la unión duodenoyeyunal (a la derecha de los vasos mesentéricos), que condiciona en la mayoría de los casos un pedículo estrecho del mesenterio. Dicha circunstancia favorece el desarrollo de vólvulos y compromete con frecuencia tanto la circulación arterial como el drenaje venoso y linfático. La exploración inicial ante una sospecha de malrotación intestinal debe ser siempre un tránsito intestinal y no un enema opaco, ya que, si bien es cierto que en la mayoría de los casos el colon ascendente y el ciego se localizan en el hemiabdomen izquierdo, estos segmentos intestinales pueden mantener su posición normal en el 20% de los pacientes.
Bibliografía
- Berrocal T, Gayá F, de Pablo L. Aspectos embriológicos, clínicos y radiológicos de la malrotación intestinal. Radiología. 2005;47:237-51.
- Shalaby MS, Kuti K, Walker G. Intestinal malrotation and volvulus in infants and children. BMJ. 2013; 347:f6949.
- Nehra D, Goldstein AM. Intestinal malrotation: Varied clinical presentation from infancy through adulthood. Surgery. 2010;149:386-93.
Una vez efectuado el diagnóstico y a criterio del cirujano, puede ser útil efectuar el enema opaco para constatar la posición del colon antes del tratamiento quirúrgico1,2.
Desde el punto de vista clínico, la forma de presentación más frecuente son los vómitos biliosos y la tendencia a la volvulación en el periodo neonatal, aunque en ocasiones puede cursar de forma paucisintomática, como ocurre en el caso descrito, con episodios recurrentes de dolor abdominal, vómitos y afectación variable de la curva pondoestatural3.